¿Qué lugar deberían ocupar los actores locales y el Estado en el proceso de salida de la crisis y, al mismo tiempo, en la definición de otro funcionamiento de la sociedad martinica? Un tema candente en vísperas de una fase de recesión.
Debido a la persistencia de la crisis social que afecta a Martinica desde hace casi tres meses, se espera una fase de recesión durante el primer trimestre del próximo año.
Los signos más visibles son: la persistencia de un conflicto abierto interminable sin solución que surja desde arriba y con dignidad para todos los actores involucrados; actitud expectante de la población ante la aplicación del protocolo del 16 de octubre de 2024 sobre el costo de vida; una cierta incertidumbre política ligada a la fragilidad del gobierno, que podría poner en duda la filosofía de este documento.
Además, el consumo ha disminuido en los supermercados en las últimas semanas. Queda por ver si esto será así durante el mes de diciembre, el mes más importante en términos de facturación para la gran distribución. Finalmente, las inversiones privadas se aplazan a la espera de mejores días para comprar inmuebles, por ejemplo. Y luego, el pesimismo y el fastidio son palpables ante esta crisis.
Esta crisis parece el momento perfecto para desafiar realmente el marco en el que vivimos, en el que muchos de nosotros sobrevivimos. ¿Tendremos la audacia y la ambición? ¿Cómo contribuirá la elite política, sindical, económica e intelectual a dar forma a una nueva sociedad?
También es importante aclarar el papel del Estado en el relanzamiento de nuestra economía y el restablecimiento de la confianza mutua. Parece evidente que el poder ejecutivo central puede participar plenamente en esta renovación que todos reclaman. Y esto se debe a que el Estado siempre ha guiado, impulsado o decidido el marco en el que vive Martinica desde sus orígenes.
Muy oportunamente, el prefecto brindó algunos detalles sobre este tema. Fue en nuestro programa de televisión “Politik Péyi” el 20 de noviembre de 2024. Jean-Christophe Bouvier fue muy claro: “Corresponde ante todo al pueblo de Martinica y sólo a ellos definir el proyecto de desarrollo en el que quieren participar”.
¿Significa esto que el Estado permanecerá inerte? Respuesta del prefecto: “En cierto modo, el proyecto antes del presupuesto (…) Que los actores, las élites, los ciudadanos participen en la definición de un proyecto colectivo y después, el Estado movilizará sus recursos normativos, legislativos y presupuestarios para apoyar la implementación de este proyecto”. .
Este proyecto podría estar contenido en una ley de programación y orientación deseada por el presidente del consejo ejecutivo de la Colectividad Territorial (CTM). Serge Letchimy ha exigido al Gobierno un texto que será debatido en el Parlamento.
Su objetivo es la renovación económica. Calcula en 100 millones de euros el importe de la dotación que se destinará a esta “ley de Martinica”. Más que nunca, las cartas del juego de nuestro futuro están en manos del pueblo de Martinica.
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