En la orilla derecha de Burdeos, el Château Croix de Labrie produce un grand cru y un vino de entrada. Ambos son muy convincentes.
No, no es imprescindible ser bordelés desde hace diez generaciones, tener un castillo de 50 habitaciones para elaborar vino en Burdeos. El mundo ha cambiado. Puedes venir de las Landas, es el caso de la enóloga Axelle Courdurié. También puedes ser de Cantal, como su marido, Pierre. Los dos adquirieron hace poco más de veinte años una finca de 5,79 hectáreas cuyos viñedos se reparten entre Saint-Christophe-des-Bardes y Saint-Sulpice y Badon, todos ellos de la denominación de origen Saint-Émilion Grand Cru. Ella se queda en el viñedo y en la bodega, elabora el vino, él conduce su coche o se sube al avión para ir a venderlo. Primero firmaron lo que entonces se llamaba vino de garaje. Un gran éxito que les dio a conocer.
Aunque hoy en día no todo es color de rosa en Burdeos, no es necesario tener una visión sombría y decreciente del futuro del sector. Así, Pierre Courdurié se encuentra entre la gente feliz de Burdeos, es decir, la que sigue encontrando compradores para su vino a buen precio, a pesar de los caprichos del mercado. No hay tantos de ellos.
Un precio inmejorable de 9€.
“Se ha vendido todo, pero sólo estamos produciendo 15 000 botellas ! reconoce al dueño. Se trata de vinos ecológicos, elaborados según los criterios de la biodinámico pero sin la etiqueta. De hecho, los corchos que utilizamos, y de los que estamos muy contentos porque nunca perjudican la calidad del vino, no son aceptados por Demeter. Pero prefiero un consumidor satisfecho a una etiqueta. No queremos que el sellado destruya tres años de trabajo”. Por otra parte, Axelle y Pierre Courdurié, que han adoptado métodos de cultivo biodinámicos, preparan las infusiones que untan en sus cultivos y traen su estiércol de vaca desde Cantal.
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Su éxito se basa en La Croix de Labrie, una pequeña bomba de dulzor de color oscuro, un vino preciso, ni demasiado ácido ni demasiado afrutado, con un equilibrio perfecto. Un zumo carnoso y sensual que seduce desde hace tiempo a los críticos franceses y anglosajones y que satisface aún más a quienes lo dejan reposar en su bodega, comprobando periódicamente que las cosas han mejorado. La Courdurié también produce Camille, un vino bien elaborado, muy accesible y sabroso, suficiente para reconciliar a los consumidores jóvenes con Burdeos. Camille de Labrie combina un zumo ligero y muy digno y un precio inmejorable, 9 euros. ¿Quién dice mejor?
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