Al francés le va mal en Quebec. Pero, como afirmó el Comisario Benoît Dubreuil (CLF) al presentar su último informe el miércoles, “el futuro no está escrito”.
Sin embargo, debemos actuar rápidamente. Cuanto más nos demoremos, más difícil será “revertir las tendencias”, para utilizar el título de dicho informe.
CEGEP
La última obra de Dubreuil ha llamado especialmente la atención por lo que no está ahí: la recomendación de extender la Ley 101 a las universidades.
Él mismo subrayó, en su estudio anterior, que la lengua en la que se realizan los estudios superiores (colegios y universidades) determina en gran medida aquella en la que se trabajará.
Muchos (incluyéndome a mí) creían que iba a apoyar el movimiento pro-101 en el CEGEP. En particular, estos profesores universitarios que lograron, en más de 40 sindicatos, que se adoptaran resoluciones pidiendo la ampliación del 101.
Pero lo que Dubreuil recomienda es quizás más ambicioso: aumentar radicalmente el uso del francés no sólo en los colegios, sino también en las universidades. Inspirado por las medidas adoptadas por los catalanes, ordenó a Quebec que se fijara el objetivo de que el 85% de la enseñanza en francés se impartiera en la educación superior.
Quebec ya ha comenzado a trabajar en esta dirección. En sus recientes negociaciones con universidades de habla inglesa, el gobierno finalmente logró que se aceptara el principio según el cual los estudiantes que no hablan francés en 1es ciclo deben alcanzar, al finalizar sus estudios, un determinado nivel de francés. Dubreuil sugiere ir más allá y ser aún más exigente, y tiene razón.
Descubribilidad
La Ley 101 como herramienta de integración en el Quebec francés funcionó bien hasta principios de los años 2000. Desde entonces, este modelo, sin estar totalmente roto, ha experimentado fracasos.
Entre otras cosas, por el aumento del número de recién llegados, pero también por la “transformación digital” que ha debilitado los “mecanismos tradicionales de transmisión y descubrimiento de la cultura quebequense y francófona”.
¿Cómo contrarrestar esto? Como era de esperar, insta al gobierno de Legault a presentar el proyecto de ley prometido sobre la “descubribilidad” de la cultura quebequense; De este modo obligaríamos a los gigantes de la red, en nuestro territorio, a “exponer” mejor nuestra cultura, especialmente a los jóvenes.
Pero la capacidad de descubrimiento no sólo es buena para las plataformas. Dubreuil subraya que la “planificación estratégica” del Ministerio de Educación “no contiene ningún objetivo destinado a movilizar a los establecimientos educativos en el descubrimiento de Quebec o de los contenidos culturales francófonos”. El Ministro Drainville ya ha lanzado dos proyectos en este sentido, en particular en materia de revisión de los cursos de francés. Pero necesitamos ser más sistemáticos.
El comisario también subraya la urgencia de reunir a jóvenes quebequenses de todos los orígenes (región y continente, especialmente), mediante la organización de hermanamientos a gran escala. “Correspondencia escolar”, “trabajo conjunto realizado por videoconferencia”, no faltan ideas. Evoca de manera pertinente viajes que yo describiría como “INTRAnacionales”. Actualmente los tenemos casi exclusivamente para los mercados internacionales.
En nuestra era compartimentada, la actitud hacia el francés depende de la socialización. La escuela debe trabajar para que los tabiques sean porosos.