Aunque sean mucho más numerosos, los vuelos cortos (500 km, 1.000 km) emiten menos gases de efecto invernadero que los recorridos (muy) largos. Sin embargo, en algunos países es el primero lo que intentamos evitar (cuando hay una alternativa ferroviaria por ejemplo) pero nunca hablamos del segundo. Frédéric Dobruszkes, investigador de la ULB, vuelve sobre esta idea.
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Periodista del polo Planeta.
Por Eric RenettePublicado el 11/11/2024 a las 12:09
Tiempo de lectura: 5 min
Daños un estudio publicado en el Revista de geografía del transporteel investigador del FNRS de la ULB, Frédéric Dobruszkes, y dos colegas de las universidades de Dortmund y Lyon renuevan la idea ampliamente extendida de que, para afrontar los efectos del calentamiento global, debemos apuntar sobre todo a vuelos aéreos cortos y muy cortos. Ya en 2022, el investigador de Bruselas había realizado una investigación sobre el impacto climático de los vuelos cortos en 31 países europeos. Junto con sus colegas, acaba de ampliar el estudio a todos los países del mundo.
¿Cuál es el origen de este estudio?
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