“Nuestra ventana para evitar que las temperaturas globales alcancen un promedio de 1,5 grados Celsius se está cerrando. Todos debemos ir en la misma dirección”, afirma Guilbeault.
La próxima conferencia internacional sobre cambio climático tendrá lugar en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre. Los observadores esperan negociaciones difíciles. Los países participantes intentarán establecer nuevos objetivos de inversión para combatir el cambio climático e implementar nuevos planes nacionales.
La directora del Centro Internacional de Política Climática, Catherine Abreu, cree que tenemos razón en ser cínicos sobre los resultados de estas negociaciones.
A pesar de 30 años de negociaciones, las emisiones globales de gases de efecto invernadero nunca han sido tan altas. Alrededor del 80% de los recursos energéticos utilizados en todo el planeta provienen de combustibles fósiles. Y los lobbystas pagados por las compañías petroleras se están inscribiendo cada vez más para la conferencia, observa la señora Abreu.
Sin embargo, estas conferencias son un espacio de discusión muy importante, añade.
“Los acuerdos alcanzados en este espacio son la base de casi todas las políticas climáticas en todo el planeta”.
Prioridades canadienses
Canadá debería tener dos prioridades principales: alcanzar un nuevo acuerdo sobre financiación climática y convencer a otros países para que implementen planes ambiciosos para luchar contra el cambio climático.
Según el Acuerdo de París, los países deben actualizar sus programas cada cinco años. Estos nuevos planes deberán presentarse en 2025.
Según Julie Segal, miembro del consejo de administración de Environmental Defense, estas dos prioridades están vinculadas. El éxito de la conferencia se juzgará si Canadá y otros países ricos se comprometen a establecer objetivos financieros que permitan implementar ambiciosos programas de cambio climático.
“Canadá debe ser un actor. Debe poner el listón muy alto. Debe reconocer que los países ricos como el nuestro deben apoyar mejor a los países más vulnerables”, opina.
Diversos estudios apuntan a que esta nueva ayuda financiera debería superar el billón de dólares.
Canadá ha sido a menudo el buen apóstol en negociaciones pasadas. Los países desarrollados acordaron en 2009 aumentar su ayuda en 100 dólares anuales para 2020 para ayudar a los países en desarrollo a luchar contra el cambio climático. Es reconocido como uno de los países que más ha contribuido a la movilización de recursos financieros.
Guilbeault dice que estaría feliz si Canadá volviera a desempeñar su papel de tender puentes durante las negociaciones. Si bien se niega a comentar sobre las cantidades en juego, subraya la importancia de ayudar a los países en desarrollo a tener un fácil acceso a la financiación.
Donald Trump
El regreso de Donald Trump al poder podría eclipsar la conferencia.
Durante su primer mandato, desestimó el cambio climático como un engaño y abolió varias medidas importantes. Retiró a su país del acuerdo de París y manifestó su intención de hacerlo nuevamente.
Aunque no preste juramento hasta enero, algunos países podrían utilizar su victoria como pretexto para descarrilar la conferencia, lamenta Bill Hare, director general del grupo de expertos Climate Analytic.
“Se necesitará mucho trabajo después de la elección del señor Trump. Tendremos que asegurarnos de que el sistema no colapse, pero su victoria aliviará la presión para un resultado positivo en Bakú”, teme.
Guilbeault minimizó las preocupaciones al enfatizar que la actual administración Biden seguirá representando los intereses estadounidenses durante las próximas negociaciones.
“Estoy seguro de que Estados Unidos seguirá siendo un socio importante para las próximas negociaciones, como lo ha sido durante varios años”.
El ministro canadiense espera incluso que Elon Musk, ferviente aliado de Donald Trump, ejerza una influencia positiva sobre el próximo presidente, especialmente en materia de electrificación.