“Casi muero por nada”: Efectos secretos: la “miel loca” de dos caras

“Casi muero por nada”: Efectos secretos: la “miel loca” de dos caras
“Casi muero por nada”: Efectos secretos: la “miel loca” de dos caras
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Sus seguidores lo ven como una cura para las palpitaciones, los dolores de estómago o la impotencia, pero cada año la “miel loca” del Mar Negro envía a cientos de golosos al hospital.

La “miel loca” del Mar Negro envía cada año a cientos de golosos al hospital.

AFP

Bayram Demirciler, bajo su velo blanco de apicultor, es categórico: su miel, que sus abejas producen bajo el sol de mayo y que vende directamente, “nunca ha causado ningún problema hasta ahora”.

La novelista inglesa Agatha Christie, sin embargo, ya conocía los efectos secretos que, en “Misterio en Venecia”, elimina a uno de sus personajes con esta miel de rododendro.

En los años buenos, este cincuentón extrae hasta 350 kg de “miel loca” de sus colmenas, alineadas en un campo bajo un bosque a 1.000 metros de altitud, en las verdes montañas de la provincia de Rize, en el norte -este de Turquía.

Es en estas laderas que dominan el Mar Negro, en los Alpes Pónticos, donde crece una subespecie de rododendro con flores violetas apreciadas por las abejas y repleta de grayanotoxina, una neurotoxina que confiere a la “miel loca” varias propiedades, en particular alucinógenas.

“Hipertensión”

“Esta miel es muy buena para las personas que padecen hipertensión. Tengo amigos que lo utilizan para este propósito”, dice Mustafa Oguz Alparslan, que tiene colmenas a 400 metros por encima de las de Bayram Demirciler, protegidas de la codicia de los osos por una valla eléctrica.

Pero esta primavera la miel, consumida en cantidades demasiado grandes, “también puede provocar bajada de presión arterial”, añade el apicultor, que siempre recomienda “probar el producto después de salir de la colmena”.

Según los médicos, algunos de los cuales reconocen sus virtudes en dosis homeopáticas, esta miel, producida también en Nepal, puede reducir el ritmo cardíaco y la presión arterial y alterar el flujo sanguíneo al cerebro, provocando mareos, desmayos o alucinaciones.

El envenenamiento por “miel loca” está documentado desde la antigüedad: el historiador griego Estrabón, nacido en la región del Mar Negro, relató cómo los aliados del rey Mitrídates, en guerra con Roma, “aniquilaron tres cohortes de Pompeyo » colocando “tarros de miel loca” ”en su camino.

Oso desmayado

En agosto de 2022, en la provincia de Düzce, a 800 kilómetros al oeste de Rize, en el Mar Negro, se descubrió un joven oso pardo desmayado cerca de unas colmenas, envenenado con “miel loca”, según las conclusiones del Ministerio de Agricultura y Bosques.

El mismo mes, un conductor de autobús que viajaba de Rize a Trabzon, un gran puerto vecino, invocó la misma miel después de desmayarse y chocar contra vehículos parados.

El profesor Abdulkadir Gündüz, médico de urgencias, afirma que sólo en su hospital de Trabzon recibe entre 30 y 100 pacientes intoxicados en algunos años, considerando “posible que en esos años se produzcan miles de casos de intoxicación en todas las provincias turcas del Mar Negro”.

“Si los meses de mayo y junio son soleados, las abejas de la región aprovechan mucho los rododendros”, lo que hace que su miel sea más venenosa, explica el subdirector médico, autor de una investigación sobre el tema.

Una constante, subraya el profesor Gündüz: “más del 80% de los pacientes intoxicados son hombres mayores de 50 años, porque algunos piensan que (esta miel) aumenta la potencia sexual”.

“Casi muero por nada”

En su tienda de productos locales, en Çayeli, a 20 km de Rize, Necmettin Çolak recomienda “una cucharada para adultos, en ayunas”, y recomienda en cambio su miel de castaño – “más eficaz” – a sus clientes maduros que buscan recuperar el vigor sexual. .

Como precaución, el comerciante guarda su “miel loca” en reserva durante varios meses, hasta que sus propiedades tóxicas desaparecen, luego la prueba él mismo antes de venderla a 55 euros el kilo (1.950 liras turcas).

Pero no todo el mundo toma tantas precauciones: con náuseas y mareos tras consumir “miel loca” en enero de 2021, Alaattin Demirci, residente de la provincia de Trabzon, tuvo que ser llevado a urgencias, llevándose un buen susto.

En su página de Facebook, el hombre de sesenta años publicó unos días después una foto de él mismo postrado en cama y con suero, con el dedo índice izquierdo atrapado en un oxímetro. A sus 402 amigos, aseguró en comentarios que “nunca más” comería esta miel, lamentando haber “casi muerto por nada”.

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