La ciudad de Praga ha decidido pasar página de las famosas rutas nocturnas por los bares. Al prohibir estas actividades, el consejo municipal espera redefinir el rostro de su turismo dirigiéndose a una clientela más culta y menos centrada en el alcohol. Si bien la medida ha provocado reacciones encontradas, es parte de una tendencia europea de reorientar la industria del turismo hacia visitantes que sean más respetuosos con la tranquilidad local.
Cambio de rumbo para el turismo en Praga
El Ayuntamiento de Praga ha tomado una decisión histórica: prohibir los Pub Crawls nocturnos, conocidos como “Pub Crawls”. Adoptada el 14 de octubre, esta nueva medida pretende transformar la capital checa en un destino cultural y no en una simple escala para los amantes del alcohol. Los viajes organizados por agencias de viajes entre las 22.00 y las 6.00 horas están ahora prohibidos, una medida bien recibida por algunos actores locales.
Vaclav Starek, director de la asociación local de hoteles y restaurantes, apoya esta decisión. “A nadie se le prohibirá ir a un pub, pero estas visitas organizadas todas las noches (…) no son necesarias”, afirmó a la AFP. Señala que los excesos vinculados a estas veladas alcohólicas plantearon problemas tanto a los lugareños como a los turistas que buscaban una experiencia más tranquila y auténtica.
Esta medida podría provocar cambios en el número de turistas en Praga, una ciudad donde la cerveza suele ser más accesible que el agua en determinados establecimientos. La República Checa es mundialmente conocida por su consumo de cerveza, con una media de 128 litros per cápita en 2023, según la Oficina Checa de Estadísticas. Sin embargo, la capital aspira a romper con esta imagen de “destino de fiesta”, prefiriendo atraer visitantes interesados en la riqueza de su patrimonio histórico y arquitectónico.
Dudas sobre la eficacia de la medida
Para Jiri Pospisil, concejal municipal, “Praga busca un turista más culto y rico […] y no un turista que viene por un rato sólo para emborracharse. » Este reposicionamiento refleja una tendencia observada en otras capitales europeas, como Barcelona o Cracovia, que buscan gestionar la masificación turística preservando la calidad de vida de los residentes. La gentrificación, los alquileres excesivos de Airbnb y las molestias nocturnas se han convertido en problemas importantes para estas ciudades.
Sin embargo, algunos expertos del sector turístico se muestran escépticos sobre la eficacia de esta prohibición. Jean-Pierre Mas, presidente de las agencias de viajes, califica esta decisión de “golpe de marketing”. “No es porque prohíbas el recorrido por los bares que tus museos y tu patrimonio cultural de repente atraerán a más visitantes”, dijo a 20 Minutes. También advierte de una posible pérdida de parte de la clientela acostumbrada a este tipo de actividad nocturna.
Esta opinión la comparte Armelle Solelhac, directora general de la agencia de previsión SWiTCH, quien señala que “no porque una clientela sea más rica será necesariamente más educada y cívica”. Sin embargo, reconoce que las ciudades con demasiada reputación de fiesta pueden disuadir a algunos turistas más ricos. Según ella, Praga hace una apuesta arriesgada, pero potencialmente rentable a largo plazo, al intentar reorientar su imagen hacia un turismo de calidad.