Peter Felix, vive en Amberes-Norte. Según GVA, su fachada debe ser la más colorida de la ciudad. De hecho, desde hace más de 20 años, este belga cuida su pequeño jardín: ha reverdecido la fachada de su casa.
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Sin embargo, estas instalaciones invaden la calle. Consecuencia: la ciudad le pide que retire sus plantas y que pague una multa de 150 euros. Una decisión incomprensible para Peter: “Las plantas ocuparían demasiado espacio en el camino peatonal. Pero todo el mundo puede pasar, ya sean sillas de ruedas o cochecitos de bebé. Nunca he tenido ninguna queja”, explica a GVA.
“Me parece extraño que de repente hagan de esto un problema. Necesitamos volvernos ecológicos, ¿no? añade el residente de Amberes.
La decisión de la ciudad movilizó al barrio: “En los últimos años, nuestra calle se ha vuelto mucho más verde, mientras que antes era enteramente de hormigón. Y el pequeño jardín de Peter aporta color a la calle. Ilumina todo. Hace felices a todos y Peter a menudo se sienta frente a su puerta, listo para charlar”, dice un residente que lanzó una petición para ayudar a Peter. Fue firmado por 175 personas en pocas horas.
El municipio de Amberes reaccionó a través de su portavoz, Dirk Delechambre: Los jardines frontales y la ecologización de nuestra ciudad son bienvenidos. Pero esto no debería ir en detrimento de los residentes de la ciudad que ya no pueden circular por la vía peatonal. Nuestros supervisores ya tomaron una decisión para esta propiedad en octubre del año pasado. En enero se hicieron varios intentos de contactar con el propietario para animarle a regular. Al no tener éxito estas diligencias, se levantó un atestado policial”.
