INVESTIGACIÓN – Con una huella ambiental mejor que la harina de pescado o la soja brasileña, la proteína de insectos está experimentando un crecimiento exponencial. Francia quiere mantener su posición de liderazgo en la carrera por la industrialización de esta biotecnología.
Víctor Neyret llegó a la start-up sin grandes sueños. “Me dije: en el peor de los casos, me quedaré seis meses”.“Nos acordamos de esto”, recuerda este treintañero. Seis años después, el ingeniero de AgroParisTech sigue trabajando en Innovafeed, entre las moscas soldado negras. Pero el pequeño laboratorio de 2018 ya no existe: dirige la producción en la planta de proteínas de insectos de Nesle (Somme), con un equipo que ha pasado de 10 a 350 empleados. Un producto totalmente nuevo, la proteína de insectos, está en auge, sobre todo en Francia. El polvo extraído de las larvas sirve como alternativa a las proteínas más tradicionales, en particular la harina de pescado o de soja.
La agencia de inteligencia empresarial Marketsandmarkets estima que el mercado alcanzará los 3.300 millones de dólares en 2027 y seguirá creciendo a partir de entonces. Los Países Bajos son pioneros: Protix fue la primera empresa en industrializarse. Pero Francia acoge a tres de las start-ups más activas del mundo con Innovafeed,
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