Este fenómeno global, que ha ganado millones de seguidores, revela la otra cara de la moneda: un impacto medioambiental considerable. Corea del Sur se dispone a albergar conversaciones sobre la contaminación plástica.
El consumo desenfrenado de productos derivados vinculados a la música coreana plantea serias preocupaciones.
K-Pop, una industria del sobreenvase
Para atraer a los fans, las discográficas coreanas compiten en ingenio: tarjetas fotográficas, carteles, folletos, artículos promocionales… Los álbumes se han convertido en auténticas cajas sorpresa, animando a los fans a comprar varios ejemplares del mismo disco para completar su colección. Esta escalada de marketing tiene un alto coste medioambiental, generando importantes cantidades de residuos plásticos.
El modelo económico de k-pop se basa en gran medida en un consumo excesivo. Se anima a los fans, dispuestos a hacer cualquier cosa para apoyar a sus ídolos, a comprar múltiples productos derivados, a menudo inútiles. Esta cultura del “más” tiene un impacto directo en el medio ambiente, con montañas de plástico acabando en la basura.
La pandemia ha agravado el problema
La pandemia de Covid-19 ha acentuado este fenómeno al Corea del Sur. Privados de conciertos y encuentros con sus artistas favoritos, los fans han recurrido a la compra de productos derivados para mantener el vínculo con sus ídolos. Las discográficas aprovecharon entonces esta oportunidad para aumentar su producción, empeorando así la huella ecológica de la industria.
Ante estos desafíos, algunas discográficas, como HYBE, están empezando a tomar medidas para reducir su impacto medioambiental. Se están poniendo en marcha iniciativas para limitar el uso de plástico en los envases. Sin embargo, estos esfuerzos siguen siendo marginales y no son suficientes para erradicar el problema.
Un desafío para la industria musical en su conjunto
El mundo de la música coreana es indicativo de un problema mayor que afecta a la industria musical en su conjunto. En un contexto donde el streaming ha trastocado los patrones de consumo, artistas y sellos buscan nuevas formas de crear una conexión con su audiencia. Allá k-pop demostró que era posible generar un entusiasmo sin precedentes en torno a un producto físico. Pero existe una necesidad urgente de repensar este modelo para hacerlo más sostenible.
Fuente : Radio Francia
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