¿Es la inminente revelación de los ratings de radio lo que despierta a Bell y Cogeco de su letargo?
Los dos gigantes de la radio quebequense, que poseen 35 emisoras en Quebec, incluidas 11 en Montreal, acaban de pedir a la Comisión Canadiense de Radio y Telecomunicaciones (CRTC) que ponga fin a la retransmisión de los programas hablados de la radio QUB en la frecuencia 99.5 FM.
Anteriormente conocida por las siglas CJPX-FM, 99.5 fue una estación de música hasta la llegada de la radio QUB. Lo sigue siendo, salvo que desde el 26 de agosto ya no transmite música de 6 a 18 horas de lunes a viernes, sino los programas de entrevistas de la QUB.
QUB, una pequeña y oscura emisora de radio establecida únicamente en la web, se convierte en una “radio de televisión” el 11 de enero de 2024, reemplazando al canal juvenil YOOPA, cuya audiencia había migrado a otros lugares. Unos meses más tarde, esta radio televisiva se encontró en FM, ya que Leclerc Communication decidió comprar sus contenidos para presentarlos, entre semana, en las ondas del 99.5.
Un palo en las ruedas
Se trata de un gran obstáculo para la anticuada maquinaria de la CRTC. Quebecor entró en el mercado de la radio FM sin haber obtenido una licencia, logrando indirectamente lo que le habían negado en 2002 y 2008. Como Quebecor poseía un canal de televisión y un diario “impreso” en el mercado de Montreal, la CRTC dictaminó entonces que una estación de radio le daría una ventaja injusta.
La CRTC no es una organización ágil ni expedita. A menudo es quisquilloso e indeciso, como lo demuestran claramente su lentitud a la hora de definir los criterios para los contenidos televisivos canadienses y el tiempo que ha tardado en determinar los destinatarios de las sumas que los gigantes de la red deben pagar tras la reforma de la Ley de radiodifusión.
Una trampa inteligente
¿Cómo saldrá la CRTC de la astuta trampa en la que acaba de caer? Quebecor no posee 99.5 FM. La estación pertenece legítimamente a Leclerc Communication. ¿Tiene Leclerc autoridad sobre los facilitadores del QUB? ¿Tiene ella el control de la programación? En principio sí, ya que Leclerc compra los contenidos de QUB. El comprador siempre tiene la razón y siempre tiene la última palabra. Seguramente Leclerc podría, si quisiera, amonestar a Mario Dumont o exigir que el QUB se separe de tal o cual presentador.
En cuanto a la cuestión del monopolio, Cogeco y Bell no están en condiciones de invocarlo, ya que reinan casi sin oposición en las ondas de radio de Montreal. Por no hablar de que Cogeco suministra información a la mayoría de las emisoras de radio de Quebec.