Activistas encaramados en los árboles, recursos judiciales, zad, una comisión de investigación, proyectos alternativos… Desde hace casi dos años y desde el inicio de las obras de la autopista A69, que unirá Toulouse con Castres, la lucha contra esta infraestructura está en pleno apogeo en Tarn y Alto Garona.
Ampliamente publicitada a escala nacional, en particular gracias a las tres grandes concentraciones organizadas cerca de Castres a raíz de los Levantamientos de la Tierra, la lucha contra la A69 adopta varias formas, varios modos de acción y reúne a múltiples colectivos o asociaciones. Esto es precisamente lo que Isabelle Haelvoët, directora del documental Alianzas terrestresquiso contar en esta película de 89 minutos.
El título del documental refleja una realidad esencial: la creación de alianzas entre varios actores –activistas, agricultores, científicos y ciudadanos– unidos por el mismo deseo de proteger este territorio y sus recursos. El director ilustra con sensibilidad la solidaridad que se construye en la resistencia, a pesar de las tensiones y presiones ejercidas por las prefecturas y las fuerzas estatales.
La película celebra así la inteligencia y el ingenio colectivos desplegados para afrontar los medios desproporcionados implementados por el Estado. Los activistas más radicales de la zad luchan junto a los ciudadanos, los escaladores unen fuerzas con los científicos… El documental es una oda a la complementariedad de los modos de acción.
Fuerza de lucha
En el centro del documental se encuentra, por supuesto, la autopista A69. Un proyecto que simboliza el choque entre dos visiones del mundo. Por un lado, el del desarrollo económico basado en el hormigón, el crecimiento y la ampliación de carreteras. ; por otro, un diseño más colectivo, respetuoso con los ecosistemas y las formas de vida locales.
El documental destaca las consecuencias directas de este proyecto: destrucción de tierras agrícolas, fragmentación de hábitats naturales e impactos ecológicos duraderos. Las imágenes de paisajes amenazados, intercaladas con testimonios conmovedores, subrayan lo absurdo de este proyecto en vista de los desafíos climáticos actuales. Isabelle Haelvoët se basa en sus propias imágenes, pero también en archivos o vídeos filmados por activistas.
El documental no se limita a la simple denuncia de un controvertido proyecto de infraestructura, sino que ofrece una reflexión profunda sobre las cuestiones ambientales, sociales y humanas que del mismo se derivan. A través de una historia poética y documentada, da voz a quienes se pronuncian contra este proyecto y, más ampliamente, contra una lógica productivista que amenaza nuestros ecosistemas.
Alternando entre planos amplios de paisajes amenazados y escenas más íntimas de reuniones, la producción juega con una dualidad entre la fragilidad de la naturaleza y la fuerza de la lucha. Las escenas de árboles talados y zonas arrasadas por enormes máquinas contrastan con las de júbilo colectivo entre activistas. La película está marcada por lecturas poéticas, casi meditativas, extraídas del libro de la economista Geneviève Azam. Carta a la Tierra — Y la Tierra responde.
Himno a la resistencia
Este documental también va más allá del marco de una simple lucha local, para ser parte de una reflexión global. Así, encontramos a lo largo de la película a la socióloga Geneviève Pruvost, que evoca la necesidad de « repolitizar nuestra vida diaria » y retoma las nociones de subsistencia y libertad con una perspectiva ecofeminista. Se tienden también puentes con otras luchas por la preservación de la vida, en particular el movimiento Chipko, nacido en la India en los años 1970 y liderado por la ecofeminista Vandana Shiva, o más recientemente la defensa del bosque de Hambach, en Alemania.
El rodaje del documental continuó hasta finales del pasado mes de marzo, hasta la victoria provisional de los activistas del lugar de Crem’Arbre que obtuvieron una tregua para la tala de árboles. Unos meses más tarde, la zona fue arrasada, pero otras ocupaciones se multiplicaron a lo largo de los 53 kilómetros de ruta, lo que provocó una represión cada vez más intensa contra los activistas.
La película de Isabelle Haelvoët es, en definitiva, un himno a la resistencia, en el que se turnan ciudadanos, científicos, activistas experimentados, sociólogos y agricultores. La lucha es una manera, como confían, de emanciparse, de pasar de la desesperación a la acción colectiva, de unirse y tener la esperanza de construir un mundo más respetuoso con los seres humanos y la naturaleza.
El documental se proyecta periódicamente en toda Francia, a menudo acompañado de un debate tras la proyección. Las proyecciones se pueden encontrar aquí.
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