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[CINÉMA] Una parte que falta: divorcios y secuestros de niños en Japón

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Es un verdadero problema social que afecta al país del sol naciente. Cada año, 150.000 menores son secuestrados por uno de sus dos padres. De hecho, se estima que dos tercios de los divorcios resultan, a corto o medio plazo, en la privación de todo contacto entre los hijos y el progenitor que no ha obtenido su custodia…

Una terrible injusticia a punto de corregirse hasta el punto de que, en mayo de 2024, se aprobó una ley que reforma el Código Civil japonés para permitir a las parejas divorciadas optar por la custodia compartida de sus hijos. Esta ley, que debería entrar en vigor en 2026, es considerada insuficiente por muchos de sus detractores, deplorando el hecho de que los secuestros parentales queden penalmente impunes…

El caso de los menores franco-japoneses

La última película de Guillaume Senez, una parte faltantetrata el tema desde el ángulo muy particular de las uniones binacionales entre un padre japonés y un padre francés. A este respecto, conviene saber que, según la OLES (Organización Local de Ayuda Mutua y Solidaridad) en Japón, entre 60 y 100 menores se encuentran actualmente privados de cualquier contacto con su padre francés (recordamos, en particular, a Vincent Fichot). Este padre que emprendió en 2021 una huelga de hambre de tres semanas, cerca del estadio olímpico de Tokio, para protestar contra el secuestro de sus dos hijos en 2018.

La historia de la película sigue a Jérôme Da Costa, un ex chef, interpretado por Romain Duris, que se quedó en Japón después de su separación de su esposa para buscar activamente a su hija Lily, a quien no ve desde hace nueve años. Convertido en taxista, Jérôme (Jay para sus compañeros) está a punto de tirar la toalla y regresar definitivamente a Francia cuando, un día, un compañero de trabajo cancela un viaje. Jérôme acepta sustituirlo y se da cuenta de que su joven pasajera no es otra que su hija. Debido a un esguince, no podrá ir andando a la escuela en los próximos días y, por tanto, necesita un taxista. Entonces Jérôme aprovecha la oportunidad y, sin que la madre lo sepa, aprovecha estos breves momentos que pasamos juntos para acercarse al pequeño…

La figura del padre valiente

Segunda colaboración entre Romain Duris y el director Guillaume Senez, tras Nuestras batallaslanzado en 2018, una parte faltante encuentra esta temática del padre que lucha por su descendencia, con la diferencia que en la película anterior la madre estaba ausente, mientras que en ésta es el padre quien lucha por estar presente y tener derecho a formar un vínculo con ella. hija, frente a una madre indigna e inconsistente. Un vínculo frágil, dada la situación de Jérôme, un modesto ciudadano francés en Japón, que debe el mantenimiento de su patria potestad a su categórica negativa a divorciarse de Keiko. Una elección táctica que le garantiza un visado para permanecer en el país y la posibilidad de permanecer geográficamente cerca de Lily.

Aconsejado por Jessica, una amiga francesa a la que también le quitaron su hijo, Jérôme pospone las cosas y considera varias soluciones, pero perder de nuevo a su pequeña cuando acaba de encontrarla no es una de ellas…

Conmovedora y repugnante al mismo tiempo, la película de Guillaume Senez tiene el gran mérito de abordar un tema nunca antes tratado en el cine y que ofrece sin duda a Romain Duris uno de los papeles más bellos de su carrera. Simplemente lamentamos las elecciones musicales del cineasta, a quien le gustan demasiado, para nuestro gusto, las canciones llorosas en inglés: eran muy innecesarias.

4 estrellas de 5

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