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“La animación te permite contar sin mostrar”

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Michel Hazanavicius, durante el Festival de Cine de Cannes, 25 de mayo de 2024. LOIC VENANCE/AFP

Rey de la diversión – clase americana (1993) OSS 117. El Cairo, nido de espías (2006), el artista (2011), El temible (2017)¡Cortar! (2022) –, Michel Hazanavicius rara vez se permite una salida de “primer grado”. No es diferente con su nueva película, Los bienes más valiososque pasa por la doble mediación de un texto magistral (el libro homónimo de Jean-Claude Grumberg, publicado en 2019 en Seuil) y dos géneros hiperestructurantes, el cuento y el cine de animación, para evocar el destino de una niña judía salvada por el Justos durante la Shoá. Mientras que durante el verano firmó una rotunda columna sobre la condición judía posterior al 7 de octubre, en El mundoesta película lo acerca nada menos, y tal vez nunca antes, a sí mismo.

¿Qué le impulsó a adaptar el texto de Jean-Claude Grumberg?

Fue el texto el que decidió. Estaba casi pasivo. Recibí pruebas del libro, en primer lugar porque Jean-Claude Grumberg es un viejo amigo de mis padres. Me conoce desde que nací. Y luego surgió inmediatamente la propuesta de hacer una película de animación, también por iniciativa de Jean-Claude, que conocía mis dibujos y me recomendó al productor Patrick Sobelman. Sin embargo, nada habría pasado si no me hubiera encantado el texto. El libro me conmovió. Este paso lateral que es el cuento, este acercamiento profundo y delicado a un tema que conocía bien por haber estado inmerso en él cuando era niño, nunca lo había visto antes.

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Sin embargo, la animación no es tu especialidad…

Es cierto. La idea inicial era partir de los diseños de personajes que yo había creado y trabajar con un codirector especializado. Lo intenté dos veces pero no funcionó. Me pareció que el tema era realmente demasiado delicado y que debía asumir toda la responsabilidad. Entonces me embarqué en un trabajo colectivo con el equipo de animación. Me tomó tiempo definir un método, pero terminó funcionando.

¿Cuáles fueron tus pautas estéticas para la animación en sí?

Realmente no tenía uno. Mis propios dibujos no pretenden tener un universo propio, van un poco en todas direcciones. Lo más importante para mí fue tener clara la conciencia de que la animación era sin duda el medio más adecuado para abordar un tema como la Shoá. Porque te permite contarlo sin mostrarlo. El dibujo no reconstruye la realidad, la reinventa. Para mí no era posible recurrir a actores para interpretar esta historia. No podemos mostrar que se están arrancando millones de vidas humanas, eso no tiene sentido.

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