Es el 13 de noviembre de 2015. Ciento treinta personas son asesinadas a sangre fría en París, noventa de ellas en el Bataclan, durante el concierto de las Águilas del Death Metal.
Christelle no estaba allí, pero está en shock, como todos los franceses. Impulsada por una curiosidad morbosa, comienza a frecuentar los grupos de Facebook de las víctimas, les ofrece apoyo psicológico y poco a poco se convierte en su confidente. Su legitimidad es obvia: les hace creer que su amigo Vincent resultó gravemente herido durante el concierto y actualmente se encuentra en coma en el hospital. Cuando se creó una asociación de apoyo a las víctimas, Christelle decidió espontáneamente participar y rápidamente se estableció dentro del grupo como un miembro esencial. Sin embargo, surgen sospechas entre sus nuevos amigos, sorprendidos por las inconsistencias de su historia…
Un fenómeno sintomático de una sociedad enferma
Adaptado libremente del libro de investigación. El Mitómano del Bataclande Alexandre Kauffmann, publicado por Éditions Goutte d’or en 2021, un amigo devoto es la primera ficción francesa producida para Max, la plataforma de vídeo bajo demanda de Warner Bros. Descubrimiento.
Dirigida por Just Philippot, esta serie, en cuatro episodios de cincuenta y dos minutos, aborda de frente el tema de las falsas víctimas de atentados, un fenómeno nuevo y, cuanto menos, preocupante, que parece encontrar sus profundas raíces en la cultura del el narcisismo, el auge de las redes sociales, los estragos de la soledad contemporánea y la glorificación del -muy codiciado- estatus de víctima. “ Recién el 13 de noviembreexplicó Alexandre Kauffmann a Tele-Ocio, había alrededor de treinta [de fausses victimes]de los cuales una veintena registrados judicialmente. »
La asociación ficticia “Stand for Paris”, de la que se habla en la serie, está directamente inspirada en “Life for Paris”, cuyos líderes confiaron a Kauffmann la presencia en su seno de seis falsas víctimas, cuatro de las cuales fueron procesadas. “ Entre estos seisdice el autor, hay florencia [le cas abordé par son livre-enquête]que desenmascaró ella misma a la primera víctima falsa de la asociación, que afirmaba que su mejor amiga había muerto en el Bataclan. También tenía una pulsera electrónica cuando se incorporó a la asociación, porque ya había sido condenada por otras antiguas estafas. »
Un retrato siniestro
Renombrada como Christelle, la protagonista, magníficamente interpretada por la jovial y enérgica Laure Calamy, que lleva la historia sobre sus hombros, es un caso perfecto de libro de texto. Soltera de cuarenta años que vive con su madre, esta pobre muchacha autocompasiva, patética y mitómana, busca sentido a su existencia y cree haberse encontrado a sí misma a través de una tragedia que no ha vivido… Acostumbrada a confundirla. mundo, persiguiendo pequeñas ventajas o escasos beneficios, Christelle no carece de empatía, ni mucho menos. El personaje que compone, y en el que le gustaría creer, está fundamentalmente imbuido de los testimonios que ha podido recoger; y en algún lugar, sin duda, tiene la sensación de estar haciendo justicia a las verdaderas víctimas. De ahí a sentirte con derecho a aprovechar tu puesto sólo hay un paso. Después de todo, ¿no es ella también, a su manera, una víctima de la sociedad?
Servido por un reparto impecable –Laure Calamy y Arieh Worthalter a la cabeza–, un amigo devoto resulta ser una auténtica inmersión en la oscuridad del alma, donde mentir a los demás equivale a mentirse a uno mismo y donde, afortunadamente, nunca se excluye por completo una forma de bondad.
Un poco larga, sin embargo, esta serie de cuatro episodios, que tarda un poco en comenzar, bien podría haber sido objeto de un largometraje de hora y media.
4 estrellas de 5
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