Su anterior largometraje, llorar machohabía sido un gran fracaso en taquilla. Sin embargo, a Clint Eastwood no le falta talento a la hora de dirigir. Es uno de esos pocos actores de Hollywood que han triunfado plenamente en su etapa detrás de la cámara y hoy pueden reivindicar un estilo propio. Convertido en una figura esencial del cine neoclásico, con su respeto por las formas tradicionales, sus temas realistas y contemporáneos y su tono pesimista, incluso conservador, el cineasta de noventa y cuatro años bien podría entregarnos con Jurado #2 la última película de su carrera.
La historia sigue a un joven, Justin Kemp, que es seleccionado involuntariamente para convertirse en jurado en un juicio por asesinato. Mientras el tribunal estatal de Georgia relata detalladamente los hechos encontrados, Kemp se da cuenta de que él es el verdadero culpable y que el compañero de la víctima, injustamente acusado, se dispone a asumir la culpa en su lugar. Lleno de escrúpulos, el “jurado nº 2” intentará entonces, lo mejor que pueda, orientar la opinión de quienes, como él, deben deliberar sobre este asunto, con vistas a exonerar al acusado y obtener su liberación. Objetivo difícil de alcanzar en la medida en que el compañero de la víctima, rústico y violento, aparece ante todos como el culpable ideal…
Un acto de equilibrio
Si estamos dispuestos a dejar de lado la inverosimilitud escritural de la premisa inicial (el culpable está entre los miembros del jurado), la última película de Clint Eastwood es un thriller bien hecho. Recordando Declarado culpablelanzado en 1999, la historia parece estar inspirada principalmente en Doce hombres enojadosde Sidney Lumet, con la diferencia de que no se puede esperar ningún milagro – lo comprendemos rápidamente – de la sentencia. Dispuesto, a pesar de todo, a querer salvar al acusado, Justin Kemp no tiene otra opción que virar si quiere hacer el bien y permanecer personalmente fuera del radar de la justicia; el objetivo del escenario es precisamente observar este acto de equilibrio y el límite más allá del cual el protagonista elige favorecer su destino… Psicólogo, gran conocedor de la naturaleza humana, Clint Eastwood nos muestra que, pasado cierto punto, todas las justificaciones son buenas para no tener que mojarse más por los demás y salvar la propia. propia piel. Al fin y al cabo, se podría pensar, ¿no es mi vida más ejemplar que la de mi prójimo? ¿Realmente tengo que pagar por un solo error cometido cuando soy fundamentalmente una buena persona, mi vida va bien e incluso me estoy preparando para ser padre? Y el otro, al contrario, ¿qué ha hecho que haya valido la pena en su vida? ¿No es un mal tipo en el fondo?
Bastante apropiado, en última instancia, en su exploración del disgusto humano, en la evolución de su historia y en su conclusión, Jurado #2 resulta ser un entretenimiento honesto, pero un trabajo menor en la filmografía de Clint Eastwood. Una película que ni siquiera puede pretender originalidad en su puesta en escena por lo prosaica que es. Nos gustaría ver al cineasta terminar su carrera con algo más grande, más ambicioso, al nivel de Cas Richard Jewelllanzado en 2020. Quizás todavía haya tiempo.
3 estrellas de 5
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