Bette Davis está de regreso y su nombre es Demi Moore. Es difícil no vislumbrar el aura de la legendaria y decadente Margo Channing de la película “Eve” (1950) en el personaje interpretado por la estrella de los años 90 en “The Substance”: la más que perfecta Elisabeth Sparkle, presentadora de un espectáculo de aeróbic que su productor (Dennis Quaid) lo considera “rancio”. Perdón por la trivialidad de la expresión, pero así son las costumbres de la gran máquina de ilusión que es la televisión y el cine.
Aquí está nuestra decana del fitness, a pesar de su energía, su piel suave como la porcelana y sus abdominales ejemplares, relegados a lo “antiguo”. Ella no es más que una estrella grabada en el asfalto del “Paseo de la Fama” de Hollywood, que los transeúntes pisotean con indiferencia. Para intentar conjurar el destierro que se avecina y, horror, su desaparición de las pantallas, la cruel muerte catódica, Elisabeth obtiene un protocolo de rejuvenecimiento a base de inyecciones. Una poción mágica llamada “La Sustancia”. Después de la inyección de activación, se divide en una versión más joven de sí misma, Sue (Margaret Qualley), pero Sue rápidamente se emancipa y, en este mundo hipercompetitivo, entra en competencia con su matriz Elisabeth. ¡Sé hermosa y sal!
En este mundo donde para sobrevivir hay que seducir e incluso atacar la atención de las personas. Romper la pantalla o nada, esa es la regla
Escena sangrienta en la cascada
Comienza una pelea en la cima. La historia se convierte en un thriller y una fantasía extravagante. Órganos mutantes, cascadas de escenas sangrientas: tres años después de “Titanium” de Julia Ducournau, Coralie Fargeat, directora francesa afincada en Estados Unidos, también eligió el cine de género, porque permite todos los excesos. Ella no se priva.
Su segundo largometraje fue, con “Emilia Pérez”, una de las sensaciones del pasado Festival de Cannes. Algunos lo vieron como un ataque contra la juventud o contra el mandato de las mujeres de adaptarse a una belleza fantaseada por los hombres. “The Substance” es todo esto pero también, quizás sobre todo, una cruda disección de la tiranía y la vanidad del star system, una versión de 2024 de “Sunset Boulevard”. La muy elevada y deportiva Elisabeth Sparkle parece menos un personaje en persona (no mucho) y más un avatar, un agregado de íconos, desde Bette Davis hasta Cindy Crawford pasando por Jane Fonda.
Perfección escalofriante
La cineasta sitúa su historia en un universo visual de elegancia clínica y perfección escalofriante. Compone sus planos con rigor geométrico y prefiere los colores vivos y llamativos, como este mundo donde para sobrevivir hay que seducir e incluso atacar la vista. Romper la pantalla o nada es la regla.
La película sería larga (2 horas y 20 minutos) si no fuera fascinante, sobre todo gracias a su actriz principal. Qué vertiginoso es ver a Demi Moore jugando constantemente con su estatus, y lo que creemos saber de ella, en este papel de estrella que lucha contra el olvido, enfermizamente obsesionada con su apariencia. Sobre todo, nos recuerda, en este exitoso regreso a la gran pantalla, lo formidable que es una actriz. Cualquier cosa menos medio talento.
“La Sustancia”, de Coralie Fargeat. Con Demi Moore. Duración: 2 horas 20 minutos En cines este miércoles 6 de noviembre.
Related News :