El acero fluyó por nuestras venas

El acero fluyó por nuestras venas
El acero fluyó por nuestras venas
-

Christine Pireaux y Thierry Michel (El hombre que repara a las mujeres)llevan años planeando un documental que rindiera homenaje a los trabajadores que forjaban el acero en la cuenca de Lieja. El resultado es una película conmovedora, que ofrece una mirada humana a las batallas que han marcado la historia de la industria del acero y que resuenan hoy.

A través de impresionantes imágenes de archivo y testimonios conmovedores, Christine Pireaux y Thierry Michel recorren la historia de la siderurgia, desde sus inicios con John Cockerill hasta la destrucción definitiva del último alto horno en 2003. Este alto horno, un ser vivo insaciable de trabajo y sudor, lleva detrás de sí a toda la industria siderúrgica de Lieja. Sobre todo, la película rinde homenaje a los miles de trabajadores que vivieron al ritmo de su pulso, que lucharon en cuerpo y alma hasta el final para mantenerlo con vida.

Porque no nos equivoquemos: el monstruo no era este dragón de hierro y fuego que escupía lava dorada día y noche a costa del sufrimiento de quienes lo mantenían con vida. Devolvió lo que recibió, irrigando las venas de las mujeres y hombres de acero que lo alimentaron, sosteniendo miles de hogares, sosteniendo una región, cuidándose cada uno de los demás. El verdadero monstruo es el mercado capitalista, frío, implacable como el bastón ciego de un agente del orden. Un monstruo que, a pesar de la determinación, la solidaridad y la ardiente resistencia de las calles, se lo tragó todo.

La industria siderúrgica de Lieja ya no existe. Pero el monstruo sigue ahí y sigue devorando inexorablemente a la industria europea. Esta película suena como un grito del corazón, el grito de revuelta. Un grito para no olvidar nunca las luchas del pasado y prepararnos para las del futuro.

GUILLAUME KERCKHOFS, los Grignoux

-