Historia sin palabras
Un sesgo de lo más interesante. Grandes y pequeños pueden entender la historia “instintivamente” y dejar volar su imaginación como en un juego infantil. Flow, un tipo bastante solitario, pasa sus días descansando en una casa abandonada o robando comida a una jauría de perros. Una vida, no siempre pacífica, trastornada por un aumento repentino y muy significativo de las aguas globales. Por suerte, mientras le amenaza ahogarse, se acerca una embarcación ocupada por un pacífico carpincho. Y en el que pronto se refugiarán un labrador con ganas de jugar a la pelota, un lémur de cola anillada que colecciona objetos humanos y un pájaro bastante altivo y directivo, mensajero solitario. Basta decir que la convivencia no será fácil.
De manera inteligente, Flow revisita el Diluvio y el arca de Noé, para abordar simbólicamente algunos temas sociales importantes, como el cambio climático y sus desastrosas consecuencias, la obsesión por la posesión de riqueza en detrimento de lo esencial, la solidaridad en tiempos de crisis, la complementariedad de hermosas diferencias, el compartir recursos, el liderazgo o la coexistencia pacífica.
Es bonito, inteligente, conmovedor, lleno de humanidad (mientras los animales están solos en el escenario), lleno de diferentes niveles de lectura y accesible a todos. No estoy seguro de que los niños vean la misma película que sus padres, pero al llegar, todos deberían estar encantados. Un verdadero favorito.
