Un decidido aficionado del Betis, que nunca se pierde un partido verdiblanco, a sus 31 años y después de haber tenido la oportunidad de unirse al Villamarín, cada vez es más improbable que Luis Rioja juegue algún día para el equipo de sus sueños. En un sábado de enero, meses después de haber molestado a Sevilla vistiendo la camiseta del Alavés, el extremo de Las Cabezas de San Juan cumplió con seguridad uno de sus grandes sueños al marcar el gol que permitió al Valencia triunfar en el Ramón Sánchez-Pizjuán. En el tiempo de descuento, un tiro desde lejos con la pierna izquierda de Pedrosa, que Mamardashvili dejó escapar, estableció la igualada final. El portero georgiano, que regresaba de una lesión, había realizado varias paradas destacables, pero empañó su noche con esa jugada.
A pesar de todo, el efecto Corberán, evidente tras un buen partido contra el Real Madrid y una victoria copera en Elda, se ha afianzado en Mestalla. Sin duda habrá amargura por perder dos puntos en el tiempo añadido y también por la inesperada victoria del Valladolid contra el Betis, que nuevamente condena a los Ché a ocupar el último puesto, pero un punto en Nervión (incluso contra este Sevilla diezmado) no debe tomarse a la ligera.
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Después de suavizar algunas fricciones recientes, Monchi asistió anoche al palco del Sánchez-Pizjuán. Justo cuando comenzó la segunda mitad, imágenes del ex director deportivo del Sevilla aparecieron en el marcador electrónico, encendiendo una atmósfera nostálgica en el estadio, con un canto que no hace mucho resumía la gloriosa era que ha vivido el club nervionense, simbolizada por el toque Midas del fútbol mundial ahora en Aston Villa: “León, león, león San Fernando.” En el campo, en una primera mitad que fue alarmante, Valencia y Sevilla compitieron en controles imprecisos, disparos fallidos y regateos infructuosos. Dos equipos muy mediocres, completamente alejados de la grandeza que representaban hace no mucho. Carentes de fútbol, o quizás por ello, más de 30,000 aficionados del Sevilla dirigieron ruidosamente sus frustraciones contra Del Nido (Junior) y su junta. Los 200 aficionados visitantes del Valencia resonaron su descontento a una sola voz: “Peter, vete ya.”
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Al regresar del descanso, García Pimienta intentó ajustar su táctica desplegando a Saúl como carrilero (trayendo malos recuerdos del Atlético) o dando la bienvenida al recién llegado Rubén Vargas, pero su equipo ofreció poco más. Eran porosos en defensa, indicativo de un equipo que se dirige hacia problemas. Carmona y Badé se aventuraron por un balón largo, y Rioja se encontró contra Gudelj y Nyland, convirtiendo uno de los goles de su vida dentro del área (0-1, 60′). El tiempo aún estaba de su lado, y era significativo. El Sevilla se repuso con un gol anulado, un brillante disparo que dio en el poste de Vargas, y ese tiro desde larga distancia de Pedrosa, el nemesis de Rioja en la fría noche sevillana.
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