la gala inaugural de la Presidencia polaca del Consejo de la Unión Europea (UE), celebrada el 3 de enero en el Gran Teatro de Varsovia, en presencia del presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y del primer ministro polaco, Donald Tusk, fue particularmente minimalista en comparación con los grandiosos acontecimientos de 2011, el año en que Polonia ocupó la presidencia por primera vez.
Sin embargo, las expectativas actuales son decididamente maximalistas. Después de la controvertida presidencia húngara y las crisis políticas en Francia y Alemania, los europeos depositaron sus esperanzas en Polonia para mostrarles el camino.
Polonia aporta mucho a Europa. El éxito económico del país durante las últimas dos décadas –desde su ingreso a la UE– ha sido impresionante. El producto interno bruto (PIB) de Polonia se duplicó, consolidando su estatus como potencia económica. Dado que la Comisión Europea pronostica un crecimiento del PIB del 3,6%, el desempeño económico de Polonia destaca no sólo dentro de Europa, sino también más allá del estancamiento general del continente.
Batalla contra el iliberalismo
Donald Tusk no sólo anunció la“era de preguerra” y advierte a Europa contra la ilusión de los dividendos de la paz, pero hace lo que dice: con un presupuesto militar para 2025 que representa el 4,7% de su PIB (más de 40 mil millones de euros), Polonia es el país de la OTAN con la mayor proporción de su PIB dedicado a la defensa. y el que tiene uno de los ejércitos más poderosos de Europa.
Polonia asumió gran parte del apoyo de Europa a Ucrania, brindando protección a millones de refugiados ucranianos que huían de la guerra, una contribución que, incluida la ayuda a los refugiados, representó el 4,91% del PIB de Polonia.
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Varsovia también ha redefinido su enfoque hacia la integración de la política de defensa de la UE. Conocida por su tradicionalmente firme orientación transatlántica, desde hace mucho tiempo se muestra muy escéptica ante la idea francesa de una “autonomía estratégica” de Europa y una unión de defensa de la UE. Este ya no es el caso hoy. Donald Tusk es ahora un destacado defensor de una mayor integración y cooperación en materia de defensa en la UE, abogando por un gasto militar europeo conjunto y proyectos financiados conjuntamente, como un escudo antimisiles europeo (una iniciativa relanzada con el Primer Ministro griego, Kyriakos Mitsotakis).
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