Hombres armados enmascarados prendieron fuego al árbol de Navidad el lunes en la plaza principal de Suqaylabiyah, una ciudad predominantemente cristiana cerca de Hama, en el oeste de Siria.
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El vídeo difundido en las redes sociales conmocionó a la comunidad cristiana del país y despertó temores de persecución de las minorías religiosas tras la caída de Bashar al-Assad y la llegada al frente de Siria de rebeldes islamistas ex miembros de Al-Qaeda.
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Estallaron manifestaciones en varios barrios de Damasco para protestar contra este acto anticristiano. “Hay mucho sectarismo e injusticia contra los cristianos, bajo el pretexto de casos aislados”, se preocupa Georges. Si no se nos permite vivir nuestra fe cristiana como antes, entonces ya no tenemos nuestro lugar aquí. »
Los pirómanos serán castigados
Los islamistas gobernantes del grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) se desvincularon inmediatamente de la destrucción del árbol de Navidad. Un líder religioso tranquilizó a los habitantes de la ciudad cristiana acusando a yihadistas extranjeros de ser los pirómanos del árbol. Se trata de no sirios pertenecientes al grupo salafista Ansar Al-Tawhid, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Varios yihadistas franceses forman parte de este grupo vigilado de cerca por HTS. El líder musulmán prometió que los perpetradores serán castigados y que se levantará e iluminará otro árbol.
En busca de reconocimiento internacional, los nuevos amos de Damasco se han comprometido a reconstruir una Siria para todos los sirios protegiendo los derechos de las minorías religiosas y étnicas. Serán juzgados sobre el papel y tendrán que gestionar la presencia de extremistas y partidarios del antiguo régimen interesados en sembrar el caos.
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