lo esencial
El presidente ruso, Vladimir Putin, prometió aún más “destrucción” a Ucrania este domingo 22 de diciembre, tras un ataque con drones el día anterior contra edificios en una ciudad del centro de Rusia. Análisis de las intenciones y del discurso del líder ruso con la experiencia de Guillaume Ancel, ex oficial y cronista de guerra.
Volodymyr Zelensky lleva exigiendo esto a sus aliados casi desde el inicio del conflicto: tener derecho a atacar territorio ruso con las armas que ellos le proporcionen. Obtuvo esta autorización de Estados Unidos el 17 de noviembre, cuando la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca preocupaba a los partidarios de Kiev.
Si el presidente ucraniano insiste tanto en esta cuestión es porque conoce la importancia de poder atacar a Rusia directamente en su suelo. Esta mañana del 21 de diciembre, drones ucranianos atacaron infraestructuras rusas en el corazón del país. Si, según las autoridades, no se han registrado víctimas entre la población rusa, este ataque a casi 1.000 kilómetros de la frontera ha dejado su huella.
Los edificios resultaron dañados, lo que obligó a las autoridades a organizar evacuaciones. Se produjeron incendios en varios distritos de Kazán. “Si antes las empresas industriales eran atacadas, ahora el enemigo ataca a los civiles por la mañana, directamente en sus casas”, escribió Rustam Minnikhanov, líder de la república de Tartaristán, donde se encuentra la ciudad.
Putin “ulcerado” por la respuesta ucraniana
En respuesta, Vladimir Putin se mostró particularmente belicoso después de esta operación. “Cualquiera que intente destruir cualquier cosa en nuestro país, por pequeña que sea, se enfrentará a una destrucción mucho mayor en su propio país y se arrepentirá de lo que intentó hacer”, afirmó. Para Guillaume Ancel, ex oficial y cronista de guerra en su blog Do Not Suffer, Putin “está ulcerado por la capacidad que tiene ahora Ucrania de tomar represalias en territorio ruso”. El líder ruso sabe que este tipo de operaciones tiene “repercusiones mucho más sensibles para su población”.
“Los depósitos de petróleo en llamas hacen subir el precio de la gasolina, las fábricas de armas afectadas perturban toda la cadena de producción de misiles…”, explica el especialista militar. Y ahora el pueblo ruso se ve afectado incluso en sus hogares. Más que nada, Putin parece temer un aumento de la opinión pública contra la guerra.
“Una aceleración” en la perspectiva de las negociaciones
Esta presión constante mantenida sobre Ucrania con muchas amenazas, el ex oficial también la analiza como “una aceleración antes del final de las conversaciones con el equipo de [Donald] Trump porque quiere un acuerdo tan pronto como llegue, en 4 semanas”.
Aunque los dos países parecen tener que negociar pronto, “Putin sabe que ya no tiene medios para hacer más en Ucrania desde hace mucho tiempo; su ejército ha tenido que retirar parte de su logística para escapar de los ataques con misiles a largo plazo estadounidenses”. alcance. Sin embargo, es imperativo que “parezca en una posición lo más fuerte posible” a medida que se acercan estas posibles negociaciones.
Por lo tanto, este discurso cada vez más virulento y confiado probablemente no sea ajeno a este deseo de aparecer en una posición favorable. Sobre todo porque el mensaje se dirige también a su población, que necesita tranquilidad. Putin sabe que probablemente tendrá que responder ante su pueblo al final del conflicto y, por lo tanto, tendrá que presentar resultados tangibles para justificar las pérdidas humanas y económicas.
El avance del ejército ruso en el este de Ucrania –con la captura de dos nuevas aldeas el 22 de diciembre, elevando el total a 190 para 2024– persigue el mismo objetivo: conquistar territorios que se conviertan en moneda de cambio y anuncien resultados concretos a la población.
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