“Hoy en día, el estado de ánimo sigue siendo bueno. Me obligo a trabajar en el momento presente… Hay que vivir el día a día, no hay elección”. La observación fue redactada por Odile Amblard a finales del año 2024. Hace ocho meses, la residente de Quimper, de 44 años, testificó en nuestras columnas. Contando su vida cotidiana, marcada por el tinnitus y la hiperacusia; esto aumenta la sensibilidad al ruido. Contando, además, la “carrera de obstáculos” que había iniciado dos años y medio antes a nivel médico. Su terrible experiencia la había obligado a hacer numerosos sacrificios: dejar su trabajo, dejar de bailar, no ir más al cine, a los conciertos, al teatro…
“Esperaba que la cirugía fuera posible”
De ? “Siempre es una aventura”, desliza. Los crujidos, los silbidos, la sensación de frotarse los oídos al ritmo de los latidos del corazón, no han desaparecido. Y las citas médicas se siguen multiplicando, para intentar dar respuestas a sus dolencias. En particular, en un otorrinolaringólogo especializado. “Hemos eliminado ciertas causas. Pero de momento estaríamos avanzando hacia un tinnitus idiopático”, es decir sin una causa determinada. “Esta es la peor noticia, porque esperaba que la cirugía fuera posible, especialmente para el tinnitus pulsátil, que a veces está relacionado con problemas venosos en el cerebro… Pero a priori no es así”, confiesa el que acudirá en enero a un neurorradiólogo intervencionista parisino. La resonancia magnética que le harán allí confirmará o no esta hipótesis.
Hay que ser resiliente, tener la capacidad de recuperarse, avanzar, impulsarse para mantener una actitud positiva… Pero no siempre es fácil
La mejor noticia es que Odile Amblard pronto podría iniciar una terapia de sonido con un audioprotesista especializado, “para trabajar la hiperacusia”. La Charentaise original sabe que el proceso será largo. Y que este problema de audición no debería desaparecer por completo. Pero espera que se mitigue, “para que sea más habitable”.
busco trabajo tranquilo
Mientras tanto, ella sigue viviendo, con sus tapones para los oídos siempre a su alcance. Con altibajos. Con algunos días más difíciles que otros. Una situación que ella acabó aceptando. “Hay que ser resiliente, tener la capacidad de recuperarse, avanzar, impulsarse para mantener una actitud positiva… Pero no siempre es fácil”, afirma.
Para encontrar un poco de tranquilidad, la residente de Quimper hace yoga, longe-côte, pasea con su cachorro (un Whippet elegido porque es una raza “tranquila, que no ladra”). También se sumerge en el dibujo y la creación de joyas. En esos momentos, “casi no escucho mi tinnitus”, disfruta. También siempre se las arregla para hacer algunas salidas a restaurantes con su pareja.
Después de tener que abandonar su “apasionado trabajo” a causa del ruido, la ex asistente veterinaria especialista también decidió retomar sus estudios. Un BTS en economía social y familiar que se lleva a casa; “Las clases en el aula son imposibles, dada mi situación”. Podría verse “convirtiéndose en técnica o asesora”. No importa el trabajo, “siempre que pueda ayudar a los demás”. Y que consigue hacerlo con tranquilidad.
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