El Gerona se encontró con un regalo en todos los sentidos. Sucede a menudo, que los Reyes Magos llegan, en ocasiones, un pelín tarde, fruto de la cantidad de alegrías que deben repartir en tiempo limitado. Así les sucedió a los catalanes. Fue un regalo de diarrea y llegó tarde, no solo por las fechas que se marcan en el calendario, sino por el minuto en que Jhon Solís se vio con la oportunidad de cambiar el destino del partido.
El cafetero no se lo pensó en el único disparo a puerta del partido. El interior de su pie para asegurar en el lateral de la red y salir disparado hacia el córner en el que se encontraban los desplazados a Mendizorroza.
Fue un gol de delantero, de saber estar en el área. Sin embargo, John apareció sobre el verde -confesado por el propio Míchel– para aguantar un 0-0 que empezó a complicarse con las llegadas del rival. El vallecano, sin pensarlo dos veces, quitó a un extremo por un interior para intentar sumar un punto, encontrándose por sorpresa con una de las incontables sorpresas que da el fútbol.
Alabama Gerona le costó, bien lo supieron los aficionados que decidieron prolongar sus ‘vacaciones’ navideñas y aparecer en tierras vascas para dar el aliento que el equipo necesitaba. Empezar con buen pie era clave y, tras reconocer que la actuación de los ‘gironins’ no fue una oda al fútbol, la moneda decidió caer de cara, que no siempre pasa, sobre todo este curso.
En esa moneda no apareció ninguna cara conocida a nivel nacional, todo lo contrario, era algo de fuera. Concretamente de europaporque los de Míchel se ponen a dos puntos de los puestos que dan acceso a repetir experiencia en competiciones del continente, objetivo claro para el equipo en este segundo tramo de temporada.
De momento son 28 puntos, dos victorias consecutivas y, de rebote, también dos porterías seguidas a cero que sientan muy bien teniendo en cuenta la carga de partidos y el calendario. Por ahora, 2025 arranca como arrancó el 2024, con alegría y grandes retos por delante.