miElla todavía está esperando su punto de aterrizaje. El pebetero olímpico, que iluminó el cielo parisino durante los Juegos Olímpicos del pasado verano, fue desmantelado al final de la competición en septiembre. Pero Anne Hidalgo, alcaldesa de París, había pedido que este símbolo, como muchos otros, se conservara como patrimonio. Pero encontrar un lugar que genere consenso no es nada fácil.
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Como informa France Info, los candidatos ya empiezan a darse a conocer. Entre ellos se encuentra el hangar Y en Meudon, al suroeste de París. Es una pinacoteca fundada en 1879, con motivo de la Exposición Universal. “Con su estructura de hierro y ladrillo visto, su cubierta de cristal que baña de luz su interior y sus líneas curvas y simétricas, el hangar Y es un emblema de la arquitectura industrial de finales del siglo XIX.mi siglo”, explica el sitio web del lugar.
LEA TAMBIÉN “Mi sueño era que la gente llorara”: el pebetero olímpico visto por su creadorSi bien esta candidatura puede resultar sorprendente, en realidad podría ser bastante coherente. Especialmente a nivel arquitectónico: el hangar Y albergó en el pasado experimentos con dirigibles. Tiene, por tanto, las dimensiones adecuadas para albergar un lavabo: 28 metros de alto, 40 metros de ancho y 70 metros de largo.
¿Hacia un regreso a las Tullerías?
La historia futura del lugar también justifica esta elección: “Precisamente desde el hangar Y despegará, por primera vez en el mundo, un dirigible de circuito cerrado que podrá regresar a su punto de despegue gracias a un motor eléctrico. Al igual que el pebetero olímpico, su llama funciona con agua, gracias a un sistema electrificado”, defiende Jean-Michel Crovesi, director general del edificio.
De acuerdo a El parisinoel expediente ya fue presentado hace varias semanas a la prefectura de Île-de-France y Mathieu Lehanneur, el diseñador de la cuenca, viajó a Meudon para estudiar la credibilidad del proyecto. Pero esta candidatura dista mucho de ser unánime: “Meudon no es París”, opina una fuente que trabajó en la cita olímpica.
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Además, el hangar Y tiene un modelo de pago, aunque pertenece al Estado. Una cuestión que no es baladí, ya que el coste de la operación ya está presupuestado: el mantenimiento y la seguridad de la cuenca rondarían el millón de euros. Su vuelta al servicio costaría alrededor de 2,5 millones de euros. Cada reinflado costaría 300.000 euros. Por tanto, la elección del lugar debería tener la ventaja de ser lo más económica posible.
Se exploró otra vía: el regreso a las Tullerías, que ya habían acogido el pebetero durante todos los Juegos Olímpicos. Pero este regreso a París sólo podría ser puntual, en ocasiones especiales, por ejemplo con motivo del primer aniversario de la competición. La decisión debería llegar rápidamente, antes del verano. Con un dato importante: ya no se volverá a encender el lavabo. La tradición obliga, pero sólo puede brillar durante los Juegos Olímpicos.