Los Tuches siguen siendo los Tuches y por eso vamos a ver sus aventuras. Dios salve al tucheque inauguró el Festival de Alpe d’Huez antes de su estreno el 5 de febrero, añadió una dosis de absurdo a su tribulación en Inglaterra. “Quería que la película fuera siempre generosa y divertida, que tuviera mil válvulas”, explica Jean-Paul Rouve a 20 minutos.
No contento con retomar el papel de Jeff Tuche, produjo esta quinta parte que hizo estallar de risa al público del festival. “Tuve mucho cuidado de no traicionar a los Tuches y su universo poniendo cosas que me hicieran reír”, confirma. La visita de la familia a Balmoral, donde son recibidos por el rey Carlos y la reina Camilla, es uno de los momentos de valentía de la película.
Delirio y una pizca de ternura
Los espectadores no rehuyeron su alegría por las meteduras de pata y otros errores de los Tuches en la corte inglesa. Las risas alcanzaron su punto máximo durante un número de acordeón de Pierre Lottin con falda escocesa y durante la lección de lavado de azulejos que Isabelle Nanty da a la Reina de Inglaterra. “Es bueno escuchar las risas, pero también quería aportar un lado tierno a las relaciones entre los diferentes miembros de la familia, y por eso la película es personal para mí”, insiste Jean-Paul Rouve.
La entusiasta acogida de Dios salve al tuche en Alpe d’Huez augura un gran éxito para los Tuches que todavía dan ganas de comer patatas fritas. Los fans no se sentirán decepcionados al cruzar el Canal de la Mancha en su compañía en un viaje lleno de sorpresas y chistes que continúa hasta el final de los créditos.
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