El Ministro de Justicia, Abdellatif Ouahbi, se declara satisfecho por los resultados obtenidos por Marruecos en la aplicación de la “Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo”, lanzada hace diez años.
En un discurso pronunciado durante una jornada de estudio organizada por el Grupo Socialista en la Cámara de Representantes, destacó los programas de asistencia al retorno voluntario adoptados por Marruecos, la preparación de un arsenal jurídico, en particular el proyecto de ley 72-17 relativo a la entrada y estancia de extranjeros en el Reino de Marruecos y a las migraciones y la adopción en 2016 de la ley 27-14 relativa a la lucha y prevención de la trata de seres humanos humanos.
Palabras repetidas
Mohammed Chaoui, investigador de ciencias políticas, cree, en reacción a las palabras del Ministro de Justicia, que “desde el lanzamiento de la nueva política migratoria en 2013 y la adopción de la Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo (SNIA) en 2014, el gobierno oficial El discurso sobre la cuestión migratoria en Marruecos parece congelado. Las declaraciones ministeriales y las comunicaciones de las instituciones estatales se limitan a repetir lo que ya se sabe, sin ofrecer nuevas perspectivas ni reconocer plenamente los desafíos persistentes”.
“De hecho”, explica, “esta narrativa institucional, desarrollada a lo largo de los años, se vio reforzada por la participación de diversos actores estatales, que contribuyeron a construir una imagen de una política migratoria inclusiva y humana. Sin embargo, esta historia parece más orientada hacia la comunicación internacional y la promoción del papel de Marruecos como modelo regional en términos de gestión de los flujos migratorios, que hacia la resolución de los problemas concretos que enfrentan los inmigrantes sobre el terreno.
“Este marco narrativo se basa”, añade, “en poner de relieve iniciativas emblemáticas, como las operaciones excepcionales de regularización de 2014 y 2016 o el reconocimiento de los derechos fundamentales de los inmigrantes en materia de educación y salud. Sin embargo, detrás de este discurso, se han logrado pocos avances tangibles para adaptar las políticas públicas a las complejas realidades de la integración de los migrantes.
Zonas grises
En este sentido, nuestro interlocutor recuerda que persisten varias zonas grises en la política migratoria nacional, como la ausencia de un marco jurídico y normativo claro que abarque un rico conjunto de instrumentos, principios y normas pertinentes. Según él, el actual marco jurídico y normativo que rige la cuestión migratoria es a menudo incompleto y está en contradicción con otros textos legales.
“Tres áreas resaltan la confusión en el marco legal actual. El primero se refiere al acceso al mercado laboral. Aunque Marruecos ha afirmado el principio de igualdad y no discriminación entre extranjeros y nacionales en materia de empleo y condiciones de trabajo, la legislación laboral sigue teniendo importantes limitaciones.
Por un lado, el artículo 416 del Código del Trabajo impone la nacionalidad marroquí como condición para dirigir un sindicato profesional. Esta exigencia contradice el artículo 30 de la Constitución marroquí, así como los principios del Convenio Internacional del Trabajo núm. 87 de 1948, que garantiza la libertad de asociación a todos los trabajadores, “sin distinción alguna”, afirmó. Y continúa: “Por otra parte, la cuestión del contrato de trabajo de los inmigrantes, considerado sistemáticamente como un contrato de duración determinada, plantea problemas importantes. Este tipo de contrato finaliza automáticamente al expirar su duración, siendo imposible para las partes convertirlo en un contrato de duración indefinida. Esta limitación surge del artículo 516 del Código del Trabajo, que tiene carácter imperativo y es una cuestión de orden público”.
El segundo ejemplo, precisa, se refiere al acceso de inmigrantes y refugiados a los servicios de salud públicos. Actualmente, estas poblaciones sólo tienen acceso a establecimientos de primeros auxilios y servicios de emergencia, al no existir ninguna disposición legal que regule su cobertura médica. Es importante subrayar que el acuerdo de colaboración firmado en octubre de 2015 entre el Ministerio de Salud y el Departamento de Asuntos Migratorios no constituye un marco jurídico en sentido estricto, sino que sigue siendo una iniciativa puntual sin alcance normativo real.
“El tercer ejemplo es el relativo a la cuestión de la renovación de los permisos de residencia de los 50.000 inmigrantes regularizados en Marruecos, que aún no está clara. Las autoridades aún no han proporcionado datos precisos sobre el número de personas que los renovaron con éxito en los últimos cinco años. Esta falta de claridad pone de relieve la necesidad de reformar el marco jurídico nacional. El Estado parece reacio a revisar la ley 02.03 o adoptar una ley de asilo, a pesar de las crecientes expectativas. Hasta la fecha sólo se ha promulgado una ley sobre la trata de personas, observa. Además, las condiciones para renovar los permisos de residencia se han endurecido. Si bien antes bastaba con un pasaporte válido o una factura, ahora los inmigrantes deben presentar un expediente complejo que incluye un contrato de trabajo, una nómina, un contrato de arrendamiento y un extracto de antecedentes penales.
Necesidad de una nueva vida
Para Mohammed Chaoui, “la ausencia de reformas estructurales, como la revisión de la ley 02.03 o la adopción de una ley sobre asilo, atestigua una cierta inercia en la aplicación de los compromisos anunciados. Muchos migrantes siguen enfrentando obstáculos sistémicos, particularmente en términos de acceso al mercado laboral, regularización de su estatus o cobertura médica”. Y añadió: “Este discurso repetitivo, si bien puede reforzar una cierta coherencia política, corre el riesgo de perder su credibilidad ante los actores de la sociedad civil, las organizaciones internacionales y los propios migrantes. Para ir más allá de declaraciones y símbolos, sería necesario repensar esta narrativa institucional integrando acciones y respuestas concretas adaptadas a los desafíos actuales.
En definitiva, concluye, si Marruecos ha marcado sin duda pasos importantes en su gestión de la migración, es urgente ir más allá de los discursos acordados para abordar cuestiones no resueltas y traducir los compromisos políticos en medidas concretas, innovadoras y sostenibles.
Hassan Bentaleb
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