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Sluc Nancy: contra Bourg-en-Bresse, Thompson vistió el traje de Papá Noel

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Con dos jugadores menos (Isaiah Washington y Zacharie Perrin), podríamos imaginar a Sluc Nancy debilitado y ya contra las cuerdas. Pero los derrotistas, los temerosos, los pegajosos y los gruñones (a menudo los mismos, de hecho), han visto sus sombrías predicciones irse por la ventana. En un Gentilly incandescente que hizo girar la cabeza al dirigente de Bressan, Xavier Castaneda, acogido por el público tras un desacuerdo con Devin Oliver, el Sluc al final de un partido de alto vuelo acabó dinamitando al oponente.

Dos hechos explican esta merecida recompensa. El primero, Sylvain Lautié nunca entrena mejor que cuando tiene una plantilla reducida. Es como si las soluciones se volvieran más obvias. El segundo: el inmenso Shevon Thompson, un poco retrasado desde hacía dos encuentros, despertó. Y de qué manera, buen Dios. El capo que se había puesto su cota de gladiador se encontraba en una noche de fuego. En anotación (28 puntos), en rebotes (12 tiros), en disuasión: estaba en todas partes. Para apoyarlo, estaban los trimmers (Anthony Labanca, Devin Oliver en particular), el pirotécnico Chris Clemons que se convirtió en director de orquesta (a sus 17 puntos añadió 8 asistencias), el sorprendente Clément Frisch cada vez más completo y decisivo, el siempre el precioso Caleb Walker, el apasionado y prometedor Mohammad Amini y, finalmente, el inesperado Mathieu Gauzin que aprovechó bien su tiempo de juego. Badaboum, el Sluc tenía pecho y ganas de hacer hazañas. En resumen, todos eran importantes.

Saborea y regresa a la batalla.

Al final de una pelea XXL, donde hubo miedo, chispas y felicidad, Gentilly pudo rugir de placer, saborear este deleite colectivo sin el cual nada es posible. Esto es lo que eleva un edificio. Para ello era necesario enriquecer las opciones de ataque con el objetivo de torcer los esquemas defensivos puestos en marcha por Frédéric Fauthoux, entrenador de la selección francesa y entrenador de Bourg-en-Bresse, para demostrar disciplina, rigor, poner todo tu corazón en la aventura y juntar todo para salir de la cancha con una victoria. Un éxito que sería bueno aprovechar en el Portel al final de la semana.

Situado en el noveno puesto de la clasificación, a pocos milímetros de clasificarse para la Leaders Cup, Sluc tiene una carta que jugar. Pero por el momento no tiene sentido velar la atmósfera con preguntas. Sylvain Lautié y su equipo han demostrado que tienen la constitución necesaria para luchar a este nivel. Que saboreen mejor para volver a la batalla con el mismo ardor del domingo. La posibilidad de una unión entre las ambiciones y la realidad es real. Depende de SLUC no desperdiciarlo. Después de lo que acaba de producir, eso sería lamentable. Depende de él demostrar que la verdad de un día sigue siendo la del siguiente.

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