En 1988 llegó a Montpellier el colombiano, Balón de Oro sudamericano. Un gran golpe mediático, un éxito desigual pero memorable.
Un número especial de Midi Libre de 84 páginas
Condensando medio siglo de historia en 84 páginas. Este es el desafío asumido por la redacción deportiva de Midi Libre en este número especial con motivo del 50 aniversario de la MHSC. Disponible en los quioscos por sólo 5 euros, esta revista en papel satinado le hará revivir los grandes momentos de la historia del club de Montpellier a través de nuestros “50” que formaron el MHSC. Jugadores, entrenadores y constructores, empezando por esta “Saga Nicollin”, contada por Laurent y Colette, la esposa del fallecido Loulou. Un número especial lleno de anécdotas y fotografías inéditas con una entrevista exclusiva a Olivier Giroud.
Un bañador blanco y azul y, sobre todo, un mechón rubio y rizado. Un casco dorado reconocible entre todos: el de Carlos Valderrama, cuyo corte afro, de moda en la época, agitaba La Paillade. De 1988 a 1991, el colombiano pasó tres temporadas en Montpellier, ayudando junto a Julio César a colocar al club en el mapa del fútbol mundial. Un enorme truco publicitario, menos floreciente deportivamente pero que pasó a la posteridad de un MHSC como la primera “megaestrella” internacional de su historia.
“Sería ahora, nunca ficharía por el Montpellier, se iría al PSG o a un gran club italiano, español o inglés”sustituye a Laurent Nicollin. Balón de Oro sudamericano, mejor jugador de la Copa América de 1987, Valderrama no tuvo muchas opciones. Puesto en contacto por Manuel García, ya agente de Julio César, el club Loulou aprovechó la oportunidad para ofrecer al colombiano su bautismo en Europa.
“¿Montpellier? ¿Pero qué es esto?”
Valderrama lo soñó pero la endeble oferta inicialmente lo tomó por sorpresa. “¿Montpellier? ¿Pero qué es esto?”dijo a CanelaTV, medio colombiano, el verano pasado. “Había un mapa en la oficina. Busqué dónde estaba Montpellier, Continuó riendo el excentrocampista de 63 años, bajo una melena todavía imponente pero que ahora estaba encaneciendo. Empecé a buscar: París, Mónaco, Burdeos, Marsella. ¿Pero dónde está esta ciudad? Luego, cuando vi un poquito de azul en el atlas, pregunté qué era. ¿El mar? ¡Voy allí! »
Antes de sellarse por una cantidad de una docena de millones de francos (casi 3 millones de euros) en cuatro años, gracias a la ayuda del Consejo General de Hérault, la transferencia aleja a los dirigentes del mar. “Fuimos a Wembley (en Londres) por una Inglaterra-Colombia. Estaban mi padre, Bernard Gasset y Michel Mézy, recuerda Laurent Nicollin. Hizo un partido extraordinario. Nos dijimos a nosotros mismos que habíamos hecho una buena elección. » “El problema es que con Mosca fue un poco más complicado”añade el actual presidente de Montpellier, que tiene presente la “mirada traviesa” de este amante de la salsa.
Mosca, “toque” y comienzos difíciles
Sin embargo, bajo las órdenes del entrenador Pierre Mosca, los primeros pasos estuvieron lejos de ser febriles. Demasiado lento, demasiado prestado, “El Pibe” decepciona. “Su agente quiso esforzarse tanto que lo llevó a curarse a Merano. Entonces llegó a Montpellier, lo lavaron. Y Mosca no lo hizo jugar. Aunque había costado…”suspira Michel Mézy.
Al igual que Raï en el París Saint-Germain, el encuentro entre los Juegos sudamericanos y franceses raya en un choque de culturas. “Este juego de “toque” (pases cortos y rápidos). En un momento sentiste que no sabía patear una pelota, añade Mézy. Había que darle confianza. Pero cuando lo estaba, ¡maldita sea! Fue algo”.
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El cambio se produjo bajo la dirección de Aimé Jacquet y luego Mézy, que le dio las claves pasando a Laurent Blanc del centro del campo a la defensa. “Era una visión extraordinaria del juego. Un temperamento… Se podría haber pensado que era gentileza. Pero lejos de eso, había carácter. Bueno, no tenía miedo de nada”.reemplaza a su ex entrenador. “Es un estilo de fútbol y de jugador que nos exige construir el equipo en torno a ellos”cree por su parte Nicollin, que no olvida el resto y, en particular, una semifinal de alto nivel de la Copa de Francia de 1990 en Saint-Étienne. Expulsado ese día, Valderrama no participó en la final, ganada unas semanas después. Como símbolo de esta historia frustrada.
Piscina vacía, clases de conducción en La Mosson y deseos enviados
El título permanece. Las anécdotas también. Desde esta lavadora que su mujer llenaba de agua a mano cada vez que la usaba, hasta esta piscina que él vaciaba como si fuera una bañera. Hasta estas improvisadas clases de conducción en el parking de La Mosson. Vecino de Saint-Georges-d’Orques, Jean-Louis Gasset es un valioso aliado para adaptarse a la vida francesa. Que acabó en 1991 tras 91 partidos y una aventura en la Copa de Europa, finalizando en el campo de La Mosson ante el Manchester United.
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Una experiencia furtiva en Valladolid (1991-1992) y un regreso a Colombia y luego a Estados Unidos no impidieron a Valderrama seguir una carrera dorada, con tres Mundiales en su haber (1990, 1994, 1998). Ser nombrado jugador del siglo de su país (111 partidos internacionales, 11 goles).
Pero desde su retiro norteamericano, en Miami donde permaneció en el deporte, el “Pibe” nunca se olvidó de La Paillade. Sea testigo de estos deseos que envió cada año a Loulou Nicollin. “Un tipo fabuloso”resume Mézy, que no ha olvidado lo que escondía este casco dorado.
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