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En Córcega, los chocolates navideños resisten la inflación

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Un ritmo sostenido para los artesanos
En la fábrica de chocolate Aline situada en Furiani, el equipo está redoblando sus esfuerzos en estas fiestas. “Somos siete, es un ritmo intenso. Durante el periodo navideño trabajamos los siete días de la semana, las jornadas son largas, muy largas. Los artesanos empiezan a las 6 de la mañana y suelen terminar mucho después del atardecer. Se siente el cansancio, pero el amor por la profesión y la satisfacción de servir productos de calidad siguen siendo nuestro motor.“, explica Aline, propietaria de la fábrica de chocolate. En cuanto a la inflación, reconoce que ha tenido un fuerte impacto en el establecimiento: “Es verdad que nos hemos visto fuertemente impactados en los últimos meses, ha sido complicado. A pesar de todo, hemos optado por no aumentar nuestros precios. Muchos clientes regresan porque nuestros precios son muy competitivos. Nos alegra comprobar que nuestra decisión de no aumentar los precios ha dado sus frutos. Los clientes saben que aquí todo es casero y que la calidad está ahí, lo que les anima a volver cada año.

La prueba es: a pesar de las largas jornadas y del ritmo agitado del período, la afluencia de clientes no disminuye. Desde hace casi tres semanas, la tienda siempre ha estado llena de clientes que han venido a hacer sus compras navideñas. Entre los que se apresuran, muchos están encantados de poder seguir comprando productos artesanales sin gastar mucho dinero.

Es el caso de Christelle, una clienta fiel, que vino a recoger sus bombones para las fiestas. “Vengo aquí todos los años y esta vez estoy muy feliz de ver que los precios no han aumentado a pesar de todo lo que se habla de inflación. Durante estas fechas navideñas, a menudo tenemos la impresión de que todo se vuelve más caro, pero en Aline sé que puedo darme un capricho sin gastar mucho dinero. Los chocolates son caseros y de una calidad excepcional. Considero que vale la pena el precio.“, dice sonriendo.

Otro cliente, Laurent, que descubrió la fábrica de chocolate este año, confirma esta tendencia. “Visité por primera vez en octubre, atraído por los precios competitivos y la cálida bienvenida. Francamente, es raro encontrar un artesano que mantenga sus precios tan asequibles en este período de inflación. Además, pude degustar sus especialidades de castañas y naranja, una auténtica delicia. No dudaré en volver para las vacaciones. Es un pequeño lujo, pero sigue siendo accesible y prefiero apoyar a los artesanos locales que comprar en los supermercados.“, explica.

Así, a pocos días de Navidad y a pesar de los desafíos económicos que enfrentan los artesanos y los consumidores, los chocolateros de Bastia logran mantener su éxito, y los clientes siempre parecen dispuestos a meterse la mano en la cartera para darse un capricho de chocolate.

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