DayFR Spanish

Las cautivadoras ilusiones de oro y niebla de Olga de Amaral

-

La retrospectiva en París de la colombiana Olga de Amaral, nacida en 1932, será un hito. Por la originalidad y la belleza de su trabajo, y gracias al talento de la escenógrafa Lina Ghotmeh, particularmente sensible e inteligente. La exposición comienza en la planta baja de la Fondation Cartier pour l’art contemporain, de la que se trata de la última exposición temporal en estos lugares. A la derecha de la entrada, trozos de alambre transparente y aireado parecen extenderse hacia el jardín alrededor de los árboles.

Ilusiones de niebla

Estos son los Nieblas (Niebla, 2013). A la luz del día, se vuelven traslúcidos y revelan figuras geométricas que se mueven según la posición del espectador. Es imposible no pensar en el Arte Óptico de los años 70 tal como lo imaginaban Jesús-Rafael Soto (1923-2005) o Julio le Parc (nacido en 1928), obsesionados por las ilusiones ópticas. Pero las instalaciones de alambre del venezolano eran penetrables, mientras que las aspas móviles del argentino eran como tapices cuadrados, metálicos y reflectantes. Si el Op Art también quisiera ser un “trampa de luz”, el parecido termina ahí. Por la noche, estos Nieblas se vuelve irreal, extendiéndose tanto al suelo como a los ventanales que Lina Ghotmeh cubrió con una película reflectante, como un espejo. La inmersión es mágica.

Vue de la Casa Amaral, Bogota, Colombie (View from Casa Amaral, Bogota, Colombia), Photo © Juan Daniel Caro ©Olga De Amaral.

Construye el espacio

Del otro lado, a la izquierda del edificio, la atmósfera cambia. Deambulamos entre muros que en realidad no son más que tapices monumentales, coloridos, macizos como muros. Pasamos de lo aéreo a lo terrenal, de la delicadeza a la gravedad, de lo etéreo a lo orgánico. El escenógrafo ha salpicado el suelo de rocas de pizarra para que sintamos la mineralidad de la poderosa Naturaleza bajo nuestros pies. Algunos tapices parecen caer desde lo alto de su montaña o derramar chorros de hojas otoñales.

La instalación Estelas (2007) de Olga de Amaral, presentada en la exposición “Olga de Amaral” en la Fondation Cartier, París, 2024 © Marc Domage

El Gran Muro (1976) y Farallon al ocaso (Acantilado al atardecer, 1972) son monumentales, escultóricas, pero revelan la materialidad de las diversas fibras utilizadas y el conocimiento esencial para su fabricación. Pensamos aquí en el trabajo de Sheila Hicks (nacida en 1934), otra pionera del movimiento Fiber Art, este grupo nacido en Estados Unidos que sitúa las obras textiles en el campo del arte contemporáneo. Pero las obras de Olga de Amaral no enfatizan ni amplían la arquitectura en el sitio del lugar, “hacen” la arquitectura. Denso, opaco, Muros Tejidos, pantallas enormes, construir el espacio. Es fácil imaginar los inmensos talleres que el artista necesitó durante toda su vida y la cantidad ¡Se necesitan asistentes solo para levantarlos!

Vista de Casa Amaral, Bogotá, Colombia. De izquierda a derecha en primer plano: Bosque D2017, Poblado G2015, Décimo2015, Sombra 592014, Nebulosas2014-2018, Dos columnas móviles1985, Dos mitades 7, 2014 © Olga de Amaral. Photo © Juan Daniel Caro.

Giros y trenzas

Olga de Amaral siempre ha trabajado con muchas tejedoras de origen indígena, capaces aún de transmitir la infinita variedad de métodos artesanales que se remontan a los precolombinos. Enreda los giros, los entrelaza, pliega y mete las trenzas en lianas hasta su desenredado final. Revela la mezcla de diversas fibras vegetales que utiliza (lino, algodón, raramente lana), pero también papel de arroz, acrílico y yeso (estuco) para sus obras de los años 80 y, siempre, la crin.

Nieblas (2013-2024) de Olga de Amaral, presentada en la exposición “Olga de Amaral” en la Fondation Cartier, París, 2024 © Fondation Cartin pour l’art contemporain / Marc Domage

Quiere que podamos ver y comprender el montaje desde el reverso, tan bello y sensual como el anverso. Olga de Amaral se inspira en los recuerdos de su infancia, en la “carne” de este país tan complejo del que trabaja para crear paisajes. Tanto los de la exuberante vegetación tropical que rodea a Bogotá donde vivió toda su vida, como llanosestas sabanas áridas al pie de las altas montañas andinas, o los adobes blancos de los pueblos de vacaciones y los gigantescos muros de piedra de Machu Picchu. Los transforma en himnos a la materia y homenaje a las tejedoras de su país, así como a sus ancestros quechuas.


3 obras clave

Olga De Amaral, Niebla D12018, lino, yeso, acrílico, papel japonés y madera, 220 x 90 x 200 cm, cortesía de Lisson Gallery.
Olga De Amaral, Estratos XV2009, lino, yeso, acrílico y pan de oro, 225 x 201 x 3 cm, cortesía de Lisson Gallery.
Olga De Amaral, Estela 45 (reverso), 2013, lino, yeso, acrílico, papel japonés, pan de oro y paladio, 180 x 65 cm, cortesía de Lisson Gallery.

Mezclando lo sagrado y lo profano

Gracias a la ceramista inglesa Lucie Rie (1902-1995) quien, durante una visita, señaló cómo utilizaba la técnica japonesa de kintsugi Para reparar y rellenar con oro las grietas, empezó a mirar de otra manera el oro de los altares de las iglesias jesuíticas españolas, y redescubrió el oro de los precolombinos. Estas máscaras y estos adornos incas dejaron una profunda huella en ella, haciéndola recurrir a otras fuentes de inspiración, combinando lo sagrado y lo profano. Ya estamos lejos de la joven que apenas se graduó en arquitectura en el Colegio Mayor de Cundinamarca de Bogotá en 1952.

Olga de Amaral en Casa Amaral, Bogotá, Colombia, 2024 © Juan Daniel Caro

Sin embargo, ella ya estaba planificando el futuro. Abandonó su país para estudiar, hasta 1955, en la prestigiosa Academia Cranbrook de Michigan. Esta escuela, dirigida por el finlandés Eliel Saarinen y dotada de una sección de Tejido y Diseño Textil, era para él fundamental. Le permitió romper su aislamiento de América Latina e integrarse gradualmente a redes internacionales. Eero Saarinen, su hijo, había reunido a su alrededor a quienes se convirtieron en los grandes diseñadores americanos de la posguerra, como el matrimonio Charles y Ray Eames, Florence Knoll, Harry Bertoia, así como el especialista textil Jack Lenor Larsen, que Lo expuso en su galería de Nueva York y lo incluyó en la exposición “Wall Hanging” en el MoMA de Nueva York en 1969.

Estelas doradas misteriosas

Las maravillas de la planta baja de la exposición son sólo un aperitivo del milagro que espera al público en el sótano. Literalmente nos sumergimos en la oscuridad. La sorpresa es total, inesperada y provoca un shock. No más puntos de referencia. El deslumbramiento te embarga en cuerpo y alma. Deambulamos en un silencio sepulcral, pura emoción, impulsados ​​a otra dimensión, pasando junto a una treintena de piezas fantasmales en las que dominan el oro y la plata. Tipos de pinturas cuya luminosidad se proyecta desde el techo nos guían entre el cielo y la tierra, creando umbrales y pasillos. Un verdadero laberinto. Luego somos impulsados ​​hacia los bizantinos de Rávena, nos ahogamos en un resplandor de mosaicos verdes o azules que, cuando nos acercamos a ellos, se asemejan a teselas suaves, erizadas de nudos como pieles de insectos, o estrechamente tejidas en forma de cestas redondas vernáculas (camino lunar1991-2017).

Al fondo: Muro en rojos (1982) de Olga de Amaral, presentada en la exposición “Olga de Amaral” en la Fondation Cartier, París, 2024 © Connaissance des Arts / Guy Boyer

Todo son sólo estremecimientos, vibraciones, plumas iridiscentes del Amazonas, nieblas heladas de la Antártida, relieves en movimiento. Acabamos llegando ante fantasmales y majestuosas estelas de oro, grabadas con escrituras cuneiformes desconocidas (serie de Estelas y Alquimias). La presencia, a la vez masiva como una concha, ligera como una hoja y sensual como un velo antiguo, te deja sin aliento. Nos encontramos frente a frente con apariencias de disfraces, con almas perdidas de un mundo sumergido que te interrogan, con íconos abstractos.

Olga de Amaral, Alquimia 851995 © Olga de Amaral. Photo © Juan Daniel Caro, Courtesy Club El Nogal, Bogota, Colombie

Related News :