lo esencial
Después de una rica carrera en el sector del comercio y la restauración, marcada por dos años en Estados Unidos, Chrystelle Munoz, residente en Decazeville, es desde hace un año propietaria del restaurante La Fille des vignes, en Uzès, en el Gard.
Los habituales del Saint-Just de Rodez sin duda la recuerdan. De hecho, Chrystelle Munoz oficia desde hace muchos años detrás del mostrador de este bar, situado a dos pasos de la plaza del ayuntamiento. Fue hace diecisiete años. Desde entonces, el tiempo ha pasado y la aveyronnaise, que creció cerca de Decazeville, ha ido a descubrir nuevos horizontes. Y fue en Gard, donde su socio Guillaume trabajaba como representante de ventas, en L’Oréal, donde dejó sus maletas. Desde octubre pasado es propietaria del restaurante La Fille des Vignes, en Uzès, “uno de los mejores negocios de la ciudad”.
Nacida en 1974 – celebró su cincuentenario en junio – Chrystelle Munoz creció cerca de Rulhe-d’Auzits, donde asistió a la escuela antes de la secundaria en Cransac y la secundaria, en el “poly” de Decazeville. Luego se matriculó en una escuela inglesa en Toulouse y luego regresó a Aveyron, donde trabajó en el comercio. “Luego aterricé en Saint-Just, donde pasé tres años antes de partir hacia Estados Unidos. Es un país que siempre me atrajo. Conocí a un chico que vivía en Connecticut”. Dos años en un restaurante cerca de New Haven antes de encontrar Rodez y… Saint-Just.
Durante diecisiete años en Gard
Y en 2007 dejó su Aveyron natal para trasladarse al Gard. “Al principio trabajé un poco en el catering, luego trabajé unos diez años en una tienda porque quería tener un hijo”. De hecho, el horario laboral es más compatible con la vida familiar. Una familia que crece con la llegada de Gabin, nacido en 2011 en Nimes. Pero Chrystelle Muñoz decide volver a esos primeros amores.
“Cuando lo he hecho, fácilmente empiezo desde cero”, admite. “Siempre necesito un desafío”. Un desafío asumido en octubre de 2023, cuando compró el restaurante La Fille des vignes, después de haber trabajado como camarera y luego directora durante cuatro años, aumentando la facturación un 20% anual. Un centenar de plazas en la terraza y unas sesenta en el comedor para un establecimiento que emplea hasta 20 personas en plena temporada turística.
Y como buena aveyronnaise, Chrystelle Munoz no se olvida de ofrecer deliciosos productos Rouergat a sus clientes. Y a juzgar por las críticas dejadas en sitios especializados, parece que aprecian la cocina servida por el equipo de La Fille des vignes.
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