Marruecos está intensificando sus relaciones comerciales con Rusia para garantizar su suministro de trigo blando. Esta colaboración se produce en un contexto de descenso de la producción nacional de cereales, agravado por una caída de las exportaciones de los proveedores tradicionales del Reino, en particular Francia.
En un mercado mundial de cereales donde las condiciones climáticas y las fluctuaciones de la oferta están redefiniendo las relaciones comerciales, Marruecos apuesta por Rusia como socio estratégico. Esta decisión va acompañada de una voluntad de diversificar las fuentes de suministro, imprescindibles para cubrir las crecientes necesidades del sector agroalimentario nacional.
Una nueva dinámica con Rusia
El presidente de la Unión Rusa de Exportadores y Productores de Cereales (Rusgrain Union), Edouard Zernine, acaba de anunciar que Rusia prevé exportar alrededor de 1 millón de toneladas de trigo a Marruecos para la actual campaña, con la ambición de aumentar este volumen a 1,5 millones. toneladas en el futuro. Esta declaración se hizo durante la firma en Casablanca de un memorando de entendimiento entre la Federación Nacional de Comerciantes de Cereales y Legumbres (FNCL) y Rusgrain Union. Este acuerdo, válido por un año y renovable, tiene como objetivo facilitar las exportaciones de cereales rusos a Marruecos y consolidar una relación comercial ya creciente.
Gracias a esta asociación, Rusia se ha convertido en el primer proveedor de trigo de Marruecos, por delante de actores históricos como Francia. Según los datos de julio a octubre, el Reino se encuentra actualmente entre los diez principales compradores de trigo ruso, lo que confirma el ascenso del trigo ruso en el mercado marroquí.
Mayor dependencia de un suministro global cambiante
Esta reorientación de las importaciones marroquíes se explica en gran medida por la caída de la producción francesa. Francia, históricamente el primer exportador de trigo blando a Marruecos, anunció una reducción del 26% en sus exportaciones para la campaña 2024-2025. Por tanto, los volúmenes enviados al Reino deberían aumentar de 2,8 millones a 1,5 millones de toneladas.
Ante estos desafíos, Marruecos ha recurrido a alternativas más competitivas. Omar Yacoubi, presidente de la FNCL, destaca que el trigo ruso ofrece una excelente relación calidad-precio, combinando altos estándares con precios atractivos. En agosto pasado, las importaciones marroquíes procedentes de Rusia alcanzaron 1,92 millones de quintales, frente a sólo 0,33 millones procedentes de Francia.
Una estrategia de diversificación
La elección de los proveedores de cereales depende de las fluctuaciones de las cosechas en las diferentes regiones del mundo. Teniendo esto en cuenta, Marruecos ha renovado su programa de devolución de las importaciones de cereales y ha reforzado su política de diversificación. Además de Rusia, el Reino apunta a mercados como Rumania, Bulgaria, Alemania, Polonia, Ucrania y los países bálticos.
Esta diversificación es crucial para satisfacer una demanda nacional de 5 a 5,5 millones de toneladas de trigo blando por año y para garantizar la estabilidad de los suministros frente a los peligros climáticos y económicos.
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