lEl Château La Carrière, en Saint-Cyprien (Dordoña), merece la pena. Para llegar hay que tomar un pequeño sendero tras cruzar la carretera de Meyrals. Es una de estas joyas arquitectónicas del Périgord Noir, al abrigo de las carreteras principales. En realidad se trata de una finca, probablemente del siglo XVII, que sirvió de soporte al edificio actual. Piedras talladas, tejados de lauze local: todo tiene estilo.
A lo largo del siglo XX, los sucesivos propietarios trajeron nuevas construcciones, la última de las cuales data de los años 80. A la propiedad de 30 hectáreas se le añadieron dos torres, una ampliación, una piscina y un estanque. Todo ello respetando el estilo arquitectónico de la zona.
Una nueva oferta
En septiembre de 2024, el terreno fue vendido a un inversor privado de Corrèze que desea permanecer discreto. ¿Su objetivo? Abrir la propiedad, anteriormente privada, para alquiler.
Teniendo esto en cuenta, se contrató como directores a Amélie Reservat y Joshua Worsey. “Los últimos propietarios, holandeses e irlandeses, empezaron a ofrecer el terreno en alquiler, pero sólo durante el verano, de junio a finales de septiembre”, explica Amélie Reservat. Nuestro deseo es abrirlo todo el año. » Hay que decir que el lugar tiene algo que seducir: ocho habitaciones tranquilas, un gimnasio, una sala de cine e incluso un auténtico pub inglés en el sótano, con un mostrador de madera exótica. “Todos los propietarios anteriores eran ingleses”, sonríe el gerente. Hay uno que ha trabajado mucho en Asia, lo que explica que parte de la decoración esté inspirada en allí. »
Servicios de alta gama
La idea no es ofrecer servicio de hotel ni habitaciones para huéspedes, sino alquilar toda la finca. Un alquiler dirigido a una clientela de alto nivel. “Sobre todo británicos y americanos”, explica Amélie Reservat. Dicho esto, si la intención principal es alquilar por semanas, la pareja también ofrece duraciones más cortas, de tres noches como mínimo. “El castillo es ideal para una familia con padres, hijos y abuelos, o para amigos que quieran reunirse”, ilustra la joven. Jefe de cocina, puede, previa petición, ofrecer menús a la carta. Asimismo, se pueden ofrecer sesiones de yoga, masajes o incluso servicio de conserjería.
A pesar de los 700 m² del edificio, el lugar sigue estando a escala humana. Y, con dos cocinas, los huéspedes pueden, si lo desean, ser completamente autosuficientes.
Pero lo que la pareja busca desarrollar son sobre todo seminarios de negocios. En el antiguo salón de recepción, cerca del jardín, instaló una sala de reuniones, con una pantalla plana, una gran mesa y una decena de cómodos sillones. Gran ventaja, está bastante alejada del resto de la casa. “Estamos bastante bien situados en comparación con Burdeos y Toulouse”, continúa el directivo. Creo que eso puede ser una ventaja para este tipo de reuniones. »
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