Los costes adicionales que asumen las universidades no son nada nuevo. Para Philippe Augé, rector de la Universidad de Montpellier, se trata de cantidades insoportables.
“Los recursos propios de la Universidad de Montpellier representan alrededor del 25% del presupuesto. No es la más precaria”, comienza su presidente Philippe Augé. El 80% de los recursos provienen del Estado, lo que hace que la universidad sea muy dependiente, “la esencia de una misión de servicio público”.
De un presupuesto anual de 500 millones de euros, 336 millones se dedican a nóminas. Un presupuesto cuyos métodos de asignación no se conocen bien, “es muy opaco, un poco incompleto“. Según él, la gestión universitaria basada en el ratio por estudiante o por investigador ya no es realmente relevante.
Costos adicionales no compensados
Disminución de la financiación pública, aumento de los costes operativos o de las aportaciones a la Cuenta de Asignación Especial destinada al régimen de pensiones de los funcionarios públicos (Pensiones CAS), “sin compensación”, etc., según AEF Info, 60 universidades en Francia estarían en déficit en 2024.
Todos anticipan la emergencia presupuestaria en 2025, como es el caso de la Universidad Paul Valéry, según las palabras de su presidenta Anne Fraïsse. “Si no se hace nada, propondré un presupuesto con un déficit de 12 millones de euros. Esto significa que no podré pagar los sueldos de los funcionarios en diciembre de 2025. Tendríamos que empezar el año con 4,5 millones de euros. ahí estamos en 0″, declaró este martes la presidenta, después de haber acudido, con una treintena de personas, al Ministerio de Educación Superior e Investigación para expresar su enfado contra el proyecto de presupuesto para 2025.
Una revuelta en la que Philippe Augé no pudo participar, llevado por sus obligaciones. Pero el corazón estaba ahí.
“¡Vamos a chocar contra la pared!”
Como ocurre con otros establecimientos, una amenaza de parálisis se cierne sobre la UM. ¿Tendremos que dejar de iluminar las áreas comunes, restringir el uso de ascensores y otros ahorros insignificantes? “A partir del 31 de diciembre, nuestro capital circulante será de 30 días, es decir, 30 millones de euros en reservas, sabiendo que estamos pagando 28 millones de euros en nómina. A este ritmo, dentro de 4 años, en todo caso, estaremos contra el muro. podemos continuar con nuestros propios recursos vinculados a nuestros numerosos proyectos”detalla el director general de servicios, Bruno Fabre.
“El capital circulante de las universidades no es un fondo de guerra”, añade Philippe Augé, pero “El resultado de una buena gestión que nos permite realizar proyectos de gran envergadura y brillar a nivel internacional. ¡Ya basta! Desde hace varios años somos responsables de una serie de medidas no compensadas.
Lo gestionamos lo mejor que pudimos, pero hoy el dinero que producen nuestros proyectos se utiliza para pagar medidas anunciadas a bombo y platillo desde la cúpula del Estado”.
En el visor, sin cuestionar sus méritos, “Medidas del índice de Guerini”(revalorización del índice de empleados públicos hasta los 5 puntos en 2024) “lo que representa un cargo de 7 millones de euros”y otras medidas como el paquete de movilidad sostenible, el subsidio de teletrabajo, que ascienden a 3 millones de euros. A este cálculo se suma el aumento del coste de los fluidos, “2 Millones€”Aportaciones al CAS Pensiones por 5 millones de euros. “En total, ya estamos en 17 millones de euros para el presupuesto de 2025. En 2024, eran 12 millones de euros. ¡Obligarnos a recurrir a nuestro capital circulante para degradarlo conduciría a la asfixia total de la universidad!
Según él, a largo plazo no hay dudas sobre el impacto de estos déficits en la calidad de la enseñanza y de la investigación y en el acceso a la educación. También marcaría una debilidad en la red territorial, “Nimes, Béziers, Perpiñán, Sète, Mende, Carcasona”, enumera, y la democratización de la educación superior. “La universidad debe seguir siendo este ascensor social”.
El miedo a abandonar
Acoger a las personas en dificultad, cuidar la salud mental, gestionar un patrimonio histórico muy caro, “Está bien”, admite, pero todavía falta el color de un sobre financiero.
“¿Cómo podemos seguir siendo atractivos si no nos damos los medios? ¿Deteniendo la renovación de edificios, la investigación y la oferta de formación? ¿Cómo podemos permanecer entre las 200 mejores universidades del mundo en el ranking general de Shanghai?” continúa Bruno Fabre, para quien “no podemos pedir todo y su contrario”.
Corresponde a quienes están en el poder corregir la situación para que las universidades no se vean obligadas a tomar decisiones lamentables. “Esto marcaría el declive de nuestro sistema”. Hasta abandonar.
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