“Tengo una buena que contarles, pero les advierto que el mito del marinero solitario va a recibir un golpe. » En estas redes sociales, Fabrice Amedeo comparte su día a día como patrón de la 10ª edición de la Vendée Globe, que se desarrolla desde hace casi tres semanas. Una vuelta al mundo en solitario para la que pensaba que sus obligaciones como padres estaban en suspenso… Hasta esta sorprendente llamada telefónica, recibida el jueves por la tarde mientras navegaba en medio del Océano Atlántico.
“Mis tres hijas se quedaron sin cenar porque su mamá estaba jugando al tenis. Entonces, mi hijo mayor me llamó y desde medio del Atlántico Sur, hice un pedido de McDonald’s en Uber Eats y el McDonald’s fue entregado a las 20:10 en mi casa de Vannes (a unos 8.000 km de distancia). ¿No es una locura? “, cuenta Fabrice Amedeo desde su barco, una secuencia seguida de imágenes de su navegación con un fondo de música pegadiza.
La proeza tecnológica fue posible gracias a la antena Starlink instalada en el Imoca de Newans-Wewise. “Hay 2.000 satélites en el cielo que hoy nos permiten tener una conexión como si estuviéramos en la oficina”, explica Fabrice Amedeo, explicando que este encargo Le valió el apodo de “super Fabou” por parte de sus hijos.
Una tarea imprevista pero realizada sin problemas por el marinero, que sin embargo permanece al final del pelotón. En el check-in de este viernes a las 15:00 horas, el patrón del Nexans-Wewise estaba sólo en el puesto 36 (de 39) en una regata todavía dominada por Charlie Dalin, seguido de cerca por Thomas Ruyant y Yoann Richomme.
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