Durante su séptima y última visita a las obras de Notre-Dame de París (IVe), este viernes a partir de las 10:15 horas, Emmanuel Macron pondrá sus ojos por primera vez en el suelo adornado con un flamante pavimento de piedras naturales extraídas de la cantera de Comblanchien en Côte-d’Or. En la pequeña plaza frente a los tres portales de la catedral, un beige de una claridad refrescante atraerá la mirada del Presidente de la República, en presencia, en este preciso momento, del alcalde (PS) de París. Ana Hidalgo. Nada que ver con los adoquines grises que pisan, con cara seria, en esta oscura tarde del 15 de abril de 2019 mientras los bomberos aún luchaban contra las llamas.
“¡Va a ser un estallido de luz!” », se jacta Alban Praquin, director de la empresa que explota la cantera de Borgoña. Durante su paseo de unas buenas dos horas en unas diez etapas, ocho días antes de la solemne reapertura del edificio, el Jefe de Estado, acompañado de su esposa, podrá medir, vivir, todo el trabajo realizado durante los últimos cinco y cinco Durante año y medio, por cerca de 2.000 compañeros, los “nuevos constructores” de Notre-Dame de París. Y así admirar los contrastes con la época anterior al incendio.
“Una metamorfosis, una resurrección”
Él, que cada año acudió allí para hacer balance de la marcha de las obras, podrá disfrutar, en primicia, de la nueva decoración de la vasija resucitada y de la que sólo algunas imágenes clandestinas han circulado en las redes sociales estos últimos días. Y la observación ya es ditirámbica: “El interior mostrará realmente una metamorfosis, una resurrección, un esplendor que nunca hemos visto”, alegra Philippe Jost, presidente de la institución pública encargada de la restauración de Notre-Dame, que será junto al presidente Macron este viernes.
La primera gran diferencia que destaca al adentrarse en la joya del arte gótico: el rubio de la piedra liberada de la capa de suciedad que había ennegrecido las paredes durante décadas. Gracias a las vidrieras también limpias de sus “costras de contaminación”, los inquilinos del Elíseo se sumergirán en un monumento más resplandeciente que nunca y que recuperará su aspecto original. A lo largo del recorrido, sigue siendo el “brillo” el que marcará la pauta: “El brillo de las carpinterías, de las pinturas, de las bóvedas reconstruidas, de la nueva estructura…”, se constata en el séquito presidencial.
El presidente en el bosque.
Nada más entrar, se encontrará con el nuevo baptisterio de bronce diseñado por un diseñador de Drôme. Mons. Laurent Ulrich, arzobispo de París, será su guía litúrgico durante casi toda la visita. Emmanuel Macron podrá contemplar a lo lejos la cruz dorada del coro, que también “ha recuperado todo su esplendor”. En cuanto al mobiliario, la nave parecerá un poco vacía sin sus 1.500 asientos nuevos que aún no han sido instalados.
Es desde este largo pasillo, y en presencia del arquitecto jefe Philippe Villeneuve, que recordará el incendio, las obras de emergencia realizadas, las reflexiones realizadas en torno a la fidelidad otorgada a los gestos de los constructores de antaño.
Técnicas medievales adoptadas para la reconstrucción de la gran bóveda del cruce del crucero perforada por el chapitel y aplicadas a sus piedras, bóvedas y nervaduras. El visitante VIP y Brigitte Macron se darán cuenta entonces de que es difícil “distinguir las nuevas bóvedas de las restauradas”, afirman sus allegados. Luego, en el umbral del coro, las miradas se volverán hacia la Virgen del Pilar, símbolo de Nuestra Señora y “verdadero milagro” del fuego, las vigas carbonizadas y las avalanchas de piedras que se desploman justo a sus pies. Cerca de allí, la forma curva del nuevo altar de bronce causará discusión.
El anfitrión en la cima de su poder ganará entonces altura. Dirígete al marco para escalar en un grupo muy pequeño. Notre-Dame ha encontrado su “bosque” construido por artesanos con la precisión de los orfebres, habiendo dibujado más de 1.300 planos y utilizado más de mil robles ancestrales para reconstruir de forma idéntica esta estructura boscosa. Los Macron se aventurarán a dar el puñetazo, la pieza central de la flecha de Eugène Viollet-le-Duc que vuelve a atravesar el cielo parisino desde febrero.
Se les presentará el sistema de seguridad contra incendios “completamente rediseñado para que un incendio como el de 2019 ya no sea posible”, afirma el Elíseo. Compuesto por un exclusivo sistema de nebulización, “que difunde una neblina de agua en caso de incendio”, y conectado a una estación de control equipada con todas las señales de alarma.
Pinturas, “festival” de colores
Vuelve a brillar. Emmanuel y Brigitte Macron se regalarán un “festival”, incluso “fuegos artificiales” de colores, les prometemos. Apreciarán las obras restauradas en la valla norte del coro y en la capilla de San Marcelo. “El efecto será el de la Capilla Sixtina, una resurrección de los colores que la suciedad había enmascarado a lo largo de décadas”, y ello gracias al “talento” de los restauradores de pinturas. “En comparación con lo que había antes del incendio, era de día y de noche, estaba muy sucio”, describe uno de estos expertos.
También contemplarán el relicario gigante que alberga la Corona de Espinas de Cristo, pero este último, salvado durante el incendio y uno de los tesoros más preciados de Notre-Dame, no volverá a la capilla axial hasta el viernes 13 de diciembre, durante una celebración presidida dirigido por Mons. Ulrich.
Gracias a los constructores.
Además de las esculturas restauradas y otros mosaicos radiantes, el matrimonio Macron quedará sin duda deslumbrado por el gran órgano, “la voz de la catedral”. Sus 110 tapones y 8.000 tubos (algunos del tamaño de un bolígrafo, otros de 10 m de largo) fueron guardados, limpiados y desempolvados en el sur de Francia, y luego reensamblados en 2024, afinados y armonizados. Sólo que el Jefe de Estado tendrá que esperar una buena semana antes de escucharlo resonar en la catedral, ya que el “despertar del órgano” está previsto para la reapertura el 7 de diciembre.
Para concluir su paseo, se reunirá en la nave con unos 1.300 felices artesanos, empresarios, arquitectos… que, a la velocidad del rayo, permitieron ofrecerle, a tiempo, este espectáculo arquitectónico. Según el Elíseo, dará “unas palabras de agradecimiento” a todos estos contribuyentes, que recibirán un diploma, el primero de los cuales será entregado simbólicamente por la ministra de Cultura, Rachida Dati. El cuadro final finalizará con una última “foto familiar”.
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