Desde principios de año, 26.000 inmigrantes han llegado a Inglaterra a través del Canal de la Mancha y 54 personas han muerto durante el cruce. ¿Pero quiénes son los que intentan el viaje? RTS salió a su encuentro a ambos lados de este mar que mezcla drama y esperanza.
En los páramos de Calais, en el norte de Francia, la gente espera, escondida en los terraplenes o acurrucada entre la hierba alta. Hombres, mujeres y niños duermen en tiendas de campaña improvisadas, en un clima a veces helado, con una única esperanza: llegar al Reino Unido en busca de una vida mejor.
Una familia georgiana, instalada en un terreno baldío junto a la autopista de Calais, se refugia bajo una lona tendida entre dos pequeñas tiendas de campaña. Tres generaciones se reúnen alrededor de un fuego que arde dolorosamente. ¿Por qué quieren unirse a Inglaterra? “Para ir a la escuela allí”, responde el cadete de 9 años, entrevistado el martes en La Matinale. Llevan un año esperando para intentar cruzar. Estos doce meses pasados al aire libre fueron suficientes para que los niños aprendieran un poco de francés y son ellos quienes conversan con los trabajadores humanitarios.
“¿Necesita madera?”, pregunta un voluntario que sostiene una carretilla llena de troncos. “Sí, aquí”, dice el niño. En estas precarias condiciones de vida, el fuego es un elemento imprescindible. Te permite calentar, cocinar y secar tu ropa. Entonces, para garantizar algo de esto, el equipo de Woodyard prepara y distribuye bolsas de madera diariamente a las personas inmigrantes que viven afuera.
Esperanza al final del mar
La iniciativa, encabezada por Albergue de inmigrantesexiste desde 2016 y no recibe financiación pública. “Es muy violento que la gente esté afuera todo el tiempo, incluso cuando hace frío y llueve mucho”, lamenta Romane, coordinadora de Woodyard, que dirige la distribución de hoy. Vuelve a tomar el camino, esta vez en dirección a tres jóvenes.
“Vengo de Eritrea, llegué ayer a Calais”, dice uno de ellos, abrigándose lo mejor que puede bajo su impermeable. Pasó por Libia, Italia y solicitó asilo en Francia, solicitud que le fue denegada. Continúa su viaje, con la esperanza de ser acogido en el Reino Unido. “No”, no tiene miedo de cruzar el Canal de la Mancha en un barco improvisado, asegura.
Y confiesa con voz temblorosa: “Dejé mi país en 2015. Han pasado nueve años, casi diez. Es mi vida…” A pesar de estos años de viaje, espera retomar sus estudios una vez en el Reino Unido.
Allende
Después de cuatro meses en Calais y de un intento fallido de cruzar, Ali* logró finalmente llegar a Inglaterra a través del Canal de la Mancha, a bordo de un “small boat” (“pequeño barco”, en inglés). Originario de Somalia, pasó por España y Francia, antes de llegar a Inglaterra. “Usamos el barco para venir aquí, para estar seguros”, explica. “No es agradable, pero es el viaje”.
La travesía es peligrosa, sobre todo porque se realiza a bordo de embarcaciones neumáticas saturadas. Desde enero, 54 personas han muerto intentando cruzar. Una cifra que hace de 2024 un año especialmente mortífero.
Ubicado en un cuartel militar
Ali* se encuentra actualmente alojado en “Napier Barracks”, un antiguo cuartel militar transformado en centro para solicitantes de asilo y con sede en Folkestone, una ciudad costera en el sur del Reino Unido. La ubicación es controvertida porque el edificio, considerado no conforme, tuvo que ser destruido. Finalmente se amplió su uso hasta 2025.
Allí se alojan unas 300 personas, explica Sally Hough, directora del “Déjate caer en el centro”un centro de recepción para solicitantes de asilo que residen en Napier Barracks. Ubicado en una pequeña cabaña con techo puntiagudo, adyacente a la iglesia de Folkestone, el centro está abierto todos los miércoles. Damos asesoramiento administrativo, intercambiamos ideas, cocinamos e intercambiamos ideas. Entre los que se detienen ahí, encontramos a Ali.
El mito del barco
“Más del 50% de las personas alojadas en Napier Barracks llegaron en avión y menos del 50% en barco. Es un mito pensar que todos llegaron en barco. (…) Después de su llegada a Dover, estas personas se dispersan por el En nuestro país, sólo una vez registrados en el sistema de asilo podrán ser alojados aquí”, subraya Sally Hough.
Este es el caso de Ali. Tras llegar a costas inglesas, se dirigió directamente a Londres. Sólo una vez registrada su solicitud de asilo las autoridades lo alojaron en este alojamiento, a las puertas del Canal de la Mancha. A menudo mira este mar ante sus ojos. “Me recuerda el día del viaje. A veces vamos allí sólo para mirarlo. Siempre recuerdo lo que pasó. Lo recuerdo y nunca lo olvidaré”.
Ali ya tuvo su primera entrevista de asilo, está esperando la segunda, con la esperanza de traer a su esposa y a sus padres.
*nombre asumido
Salomé Laurent
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