El impacto que puede tener la violencia doméstica es inmenso. Bert puede dar fe de ello. Tenía 13 años cuando su vida cambió. Para el mundo exterior, su familia de Tienen parecía perfecta, pero lo que ocurría dentro de la casa era completamente diferente.
“Había mucha violencia en casa”, dijo Bert, que ahora tiene 50 años, a VRT NWS. “Cuando era niño, intenté enviar una señal huyendo varias veces, pero cada vez me hacían a un lado como a un niño difícil”.
Una noche, su padre se volvió extremadamente violento y atacó a otros miembros de la familia. “Mi madre y mi hermana resultaron gravemente heridas. Mi madre sobrevivió pero tuvo graves secuelas neurológicas. Mi hermana murió pocos días después del incidente. Yo mismo permanecí en coma profundo durante un mes. Cuando desperté, mi hermana estaba Ya muerta y enterrada, no podía despedirme de ella”, dice Bert. “Los médicos pensaban que viviría como una planta, pero después de una larga rehabilitación pude volver a hablar y caminar, pero tuve que volver a aprender todo. Desde entonces vivo con una discapacidad, tuve la oportunidad de ser joven y resiliente.
42 años después, Bert todavía tiene que afrontar las consecuencias a diario, pero no está amargado. “Si mi testimonio puede evitar que haya una sola víctima, valdrá la pena. Sobre todo, quiero enviar el mensaje de que no debemos ignorar las señales dadas por los niños. No miremos sólo su comportamiento (problemático), sino realmente escúchenlos”.
“También me parece lamentable que rara vez oímos hablar de niños que se encuentran en situaciones similares. Sus vidas también cambian completamente: a menudo pierden a su madre y a su padre a la vez, si este último se queda solo y, en la mayoría de los casos, también pierden sus hogares y ellos también merecen atención y apoyo adecuados.
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