Seguramente Mariah Carey no estaba en Castandet, este pequeño pueblo de las Landas de poco más de 400 habitantes, este domingo 17 de noviembre, pero se respiraba un dulce y reconfortante aroma navideño. Tiempo ligeramente fresco (sin nieve), guirnaldas, regalos, niños con caras radiantes y Papá Noel en su primera aparición del año.
La pequeña localidad acogió un mercado navideño, el primero del departamento de las Landas (el mismo día de la feria de Navidad de Montgaillard y de otro mercado en Lourquen). Una característica muy cercana a la asociación Fée des dons, que se centró en la pila bautismal para este evento.
“Somos una asociación benéfica y no queríamos competir con los mercados organizados por ciudades como Aire-sur-l’Adour o Mont-de-Marsan”, explica Sonia Dugué, presidenta de Fée des dons. “Ser el primero tiene algunas ventajas. »
Otros clientes
En esta primera fiesta participaron cerca de una treintena de expositores. “Sólo tenemos presentes a los creadores”, insiste Sonia. Como el salón del pueblo era demasiado estrecho, algunos habían colocado sus puestos afuera. Por la mañana, los visitantes se reunieron en la sala para descubrir las creaciones propuestas.
También fue la primera salida de estos profesionales, como Tinou y sus creaciones en madera, procedentes de Saint-Perdon. “Nos estamos orientando antes de las próximas semanas, que estarán ocupadas”.
La clientela de los primeros mercados es diferente a la de los demás. Los expositores están de acuerdo en este punto. “No se estresan, se toman el tiempo de preguntar, de averiguar”, explica un diseñador de objetos decorativos. Un poco más adelante, Marie ofrece joyas con piedras naturales: “Están ahí para hacerse una idea. Algunos de ellos podremos volver a verlos en otros mercados. »
Para Tinou, de Saint-Perdon, la clientela que se encuentra en los mercados alrededor del 20 de diciembre es “completamente diferente”. “Tiene prisa, está aquí para comprar en el último momento. No importa el modelo ni el color. »
la famosa carta
Aunque la fecha límite aún está lejos, este viaje a Castandet nos permitió encontrarnos con Papá Noel. “Es un pedido de la gente. El año pasado no lo teníamos”, sonríe Sonia. En un espacio acogedor, ha aparecido para el deleite de grandes y pequeños. “Habíamos instalado una caja para que los niños pudieran dejar sus cartas”, añade.
“Algunos prefirieron entregármelo a mí”, desliza el anciano de larga barba. Manera de insistir en su primera opción. Esta presencia también permitió que algunos lo vieran por primera vez. Como Paul, de apenas cuatro meses, que pudo descubrir este mundo navideño junto a sus padres.
Los dulces y el vino caliente, otros imprescindibles de esta época, han satisfecho el paladar de muchos visitantes. Y felicidad a los voluntarios de la asociación Fée des dons, que entregarán un cheque a la asociación Oses, en Geaune, a mediados de diciembre. “El año pasado hicimos una donación de 700 euros a la SPA. Por eso nos movilizamos todo el año y para este mercado”, concluye un presidente encantado.
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