Bienvenido ! Con esta palabra termina el vídeo “Becoming French”. Cuando se vuelven a encender las luces, los ojos húmedos de muchos participantes dan testimonio del significado que esta palabra tiene para ellos. Vienen de Rumanía, Canadá, Marruecos… y están reunidos este jueves 21 de noviembre, en la sala François Mauriac de Langon, para un momento fundacional. Al final, a veces, de varios años pasados en Francia, o de agradables giros del destino y largos trámites, finalmente son ciudadanos franceses de pleno derecho.
“Es seguridad para mi familia, tener los mismos derechos sociales”
El subprefecto de Langon, Vincent Ferrier, les dio una calurosa bienvenida, subrayando la conocida expresión “Mis queridos compatriotas”. “Es la culminación de una elección personal, de un proceso largo y valiente”, admite. Este es el resultado lógico de un proceso de integración exitoso. Eres simple pero completamente francés. » Se toma el tiempo de enumerar los derechos, pero también los deberes, antes de pedir al público que cante juntos el himno nacional.
Amor a primera vista en Nicaragua
Esa noche, todos, franceses o no, parecen recordar el vínculo invisible que los une. La emoción de las familias se hizo patente durante la solemne entrega de las libretas de ciudadanía. Cada uno posa por turno con el funcionario electo de su municipio de residencia y el subprefecto. Lea Prouteau oscila entre la sonrisa y las lágrimas. Dejó su Nicaragua natal en 2018 para reunirse con su esposo, a quien conoció en su país. Amor a primera vista. Una historia digna de un guión de Hollywood. “Quería invitarlo a una bebida, pero me robaron la billetera. Ella me ayudó a presentar una denuncia. Nos encontramos en una comisaría en medio de la selva, teníamos miedo. Cuando salimos de allí, bailamos hasta altas horas de la madrugada”, cuenta Richard, quien se convirtió en su marido.
Para completar el proceso de naturalización, “rechazaron mi expediente tres veces”, confiesa. Lea pudo contar con el apoyo incondicional de sus suegros, Geneviève y Philippe, “muy felices por ella y por nuestro nieto”. Leandro, con traje azul, camisa blanca y pajarita roja, luce con orgullo un pañuelo “Francia”. Nacido también en Nicaragua, habla perfecto francés. Richard pronto debería tomar medidas para adoptarlo. “Es un reconocimiento, un alivio después de muchas dificultades. Es seguridad para mi familia, tener los mismos derechos sociales. » Lea no ha terminado con el papeleo, ya que su próxima lucha será que su diploma de bióloga médica sea reconocido en Francia. “
“En el contexto actual, una velada como ésta sienta bien. Tenemos que ser abiertos, eso nos enriquece con todas estas culturas diferentes”, se alegra la alcaldesa de Illats, Patricia Peigney, que da la bienvenida a un nuevo ciudadano francés en su ciudad.
A medida que la sala se va vaciando poco a poco, la secretaria del subprefecto se prepara para tirar la pancarta oficial desde el escritorio. “¿Quieres irte con eso?” », le sugiere a Viviane, una ciudadana francesa de Madagascar. “No se puede complacerle más”, ríe su marido Christophe. Se lee “ceremonia de naturalización, jueves 21 de noviembre de 2024”. Una fecha que quedará grabada para ella y su familia.
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