Marruecos ha logrado avances notables en su compromiso con el desarrollo sostenible y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Recientemente clasificado 8th A nivel global en el Índice de Desempeño Climático 2025, el país destaca en África y el mundo árabe por sus esfuerzos en la transición energética, aunque persisten desafíos para acelerar su transformación.
En los últimos años, Marruecos ha logrado avances notables en el ámbito del desarrollo sostenible y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), marcando su compromiso con un futuro más verde. Estos avances son confirmados por varios informes y estudios internacionales, que subrayan el esfuerzo constante del país por posicionarse como líder regional en la lucha contra el cambio climático. Uno de los hechos más destacables de esta progresión fue su clasificación en el puesto 8th lugar del Índice de Desempeño Climático (CCPI) 2025, anunciado en la COP29, que se desarrolla actualmente en Bakú, Azerbaiyán. Este ranking es significativo ya que supone una mejora de una posición respecto al año anterior.
Marruecos destaca así no sólo a escala continental sino también a nivel mundial, situándose entre los mejores países en el ámbito de la transición energética y la lucha contra los efectos del calentamiento global. Este resultado es tanto más impresionante cuanto que sitúa a Marruecos a la cabeza del continente africano y del mundo árabe, superando a países ampliamente reconocidos por sus esfuerzos en materia de descarbonización, como Noruega (9th ), Suecia (11th ) y Alemania (16th ).
Marruecos en el camino hacia la transición verde
El Índice de Desempeño Climático evalúa el desempeño climático de 63 países, así como de la Unión Europea, representando entre ellos más del 90% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Su evaluación se basa en cuatro criterios principales: emisiones de GEI, producción de energía renovable, consumo de energía y políticas climáticas desplegadas para combatir el cambio climático. Marruecos obtiene así buenas puntuaciones en varios ámbitos, en particular en términos de reducción de emisiones de GEI y aplicación de políticas climáticas adecuadas.
Sin embargo, aunque el país ha logrado avances notables, aún quedan desafíos importantes. Como parte de su objetivo de alcanzar un 52% de energía renovable en su mix energético para 2030, Marruecos aún debe superar varios obstáculos para acelerar su transición energética. Según los expertos, una de las principales áreas de mejora sigue siendo el aumento de la producción de energías renovables, ámbito en el que el país obtuvo una puntuación “baja” en el Índice de Desempeño Climático, que contrasta con los buenos resultados obtenidos en otras áreas. Aunque se han implementado proyectos solares y eólicos que han tenido cierto éxito, la dependencia del país de los combustibles fósiles sigue siendo preocupante. Actualmente, aunque Marruecos es un actor importante en el campo de las energías renovables, la mayor parte de su energía todavía proviene de combustibles fósiles, lo que ralentiza la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
Fortalecer las inversiones en energías renovables
Ante esta situación, los expertos recomiendan reorientar los actuales subsidios a los combustibles fósiles hacia inversiones en energías renovables y mejorar la eficiencia energética.
Un cambio de estrategia de este tipo no sólo apoyaría el desarrollo de la energía verde sino que también fortalecería la independencia energética del país, que sigue dependiendo en gran medida de las importaciones. De hecho, más del 90% del consumo total de energía de Marruecos proviene del extranjero. En 2023, aunque las importaciones de energía disminuyeron un 20,4% con respecto a 2022, la factura energética sigue siendo especialmente elevada, alcanzando los 122 mil millones de dírhams, según la Oficina de Cambio. Un aumento de la capacidad de producción de energías renovables, en particular la solar y la eólica, podría permitir a Marruecos reducir esta dependencia y limitar los costes vinculados a la importación de recursos energéticos.
En este sentido, los expertos también destacan la importancia de fortalecer las capacidades técnicas e institucionales en todos los niveles. De hecho, para que la política climática del reino sea plenamente eficaz, es esencial disponer de conocimientos locales y de un marco reglamentario adecuado, capaz de apoyar los proyectos de energías renovables y garantizar su sostenibilidad. Además, el gobierno ya ha discutido la introducción de mecanismos de fijación de precios del carbono, que permitirían integrar los costos ambientales de los combustibles fósiles en los precios de los productos energéticos. La idea es hacer que los combustibles fósiles sean menos competitivos y así fomentar la transición hacia fuentes de energía más respetuosas con el medio ambiente.
Los expertos también señalan los desafíos relacionados con los altos costos de las tecnologías renovables, particularmente en los campos de la solar y la eólica, así como la dependencia de la financiación externa, que representan un obstáculo importante para su desarrollo a gran escala. Además, los cambios periódicos en los marcos regulatorios a veces pueden desanimar a los inversores. La falta de incentivos fiscales y otras medidas de apoyo a la producción de energías renovables, tanto a nivel de empresas locales como de particulares, también constituye un obstáculo para el desarrollo de estas tecnologías.
Finalmente, para apoyar aún más la transición ecológica, los expertos recomiendan adoptar prácticas agrícolas sostenibles. Abogan en particular por la introducción de sistemas de riego por goteo para ahorrar agua y mejorar la eficiencia agrícola, al tiempo que promueven la resiliencia del sector al cambio climático.
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