Esperadas durante muchos meses, las palomas torcaces cumplieron fielmente su cita con los cazadores a partir de mediados de octubre. Aunque a principios de octubre se observaron algunas aves raras, la ola azul realmente empezó a aparecer el 13 de octubre, para detenerse rápidamente, sobre todo a causa de la lluvia, con motivo del día de San Lucas. La migración se relanzó el 20 de octubre y se mantuvo en los días siguientes, marcando el paso a principios de noviembre.
Ahora la temporada ha terminado por unos días. Los recién llegados, a quienes esperaban algunos cazadores, no bajaron como de costumbre. A mediados de noviembre, la iglesia parecía estar dicha y la mayoría de los paloumayres decidieron no jugar horas extras, salvo aquellos con instalaciones cercanas a los cultivos. Muchos de los mecanismos y redes fueron retirados antes del 20 de noviembre, fecha límite para la caza con redes.
De abandonar
Varios elementos marcaron esta temporada: aves difíciles de desembarcar y diferencias importantes según la ubicación, un paso cada vez más profundo en el terreno y una escasez de aves en noviembre.
“La instalación fue delicada, especialmente al inicio de la migración. Pero no me quejo, vi pájaros”, declara Michel Rey, Paloumayre de Lermois.
Para Jean-Pierre Bugeade, cazador de Soussacais, la observación es ligeramente diferente. “No fue tan malo, pero no hubo grandes robos. Sólo dejamos caer algunos pájaros y vuelos pequeños”, admite. El mes de noviembre tan esperado por algunos no cumplió realmente sus promesas. “En general, hay migración de escandinavos y, como muchos cazadores han vuelto a trabajar, las aves tienen menos demanda. Ese no fue el caso. Estas palomas torcaces procedentes de Escandinavia han pasado en buen número por estrechos corredores más al este, como las procedentes de Rusia y de los países bálticos”, analiza Dan Testet, columnista de “Palombe et tradition”.
Víctimas
La migración avanzó aún más hacia el este del departamento, o incluso más, porque las palomas torcaces utilizaban en gran número un enorme corredor en Lot y Garona. En cambio, en Occidente había miseria. “Estamos totalmente devastados. Durante dos años hemos visto la mitad de palomas torcaces que antes. Y para colmo, no cooperan mucho”, subraya Philippe Laporte, residente en Preignac.
¿No sería responsable el desfase de 23.000 hectáreas debido al megaincendio de 2022? “Hay que esperar varios años para elaborar una observación. Esta situación quizás se deba al viento del oeste, como en 2023, pero esta temporada los vientos dominantes fueron del este y aún así el fenómeno de descenso continúa. Por otro lado, un corredor que había desaparecido durante ocho años reapareció en el lugar del incendio hace dos años”, comenta Bruno Trénit de Landiras. Otra curiosidad: Stéphane Armagnac observó en Escaudes la mitad de palomas torcaces que Michel Rey en Lerm-et-Musset, aunque en ciudades vecinas.
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