En un contexto de creciente desarrollo de modos de viaje alternativos, la movilidad suave revela un problema de seguridad preocupante. Los peatones, ciclistas y usuarios de vehículos de transporte personal motorizados o no motorizados constituyen actualmente una población vulnerable en la vía, representando entre el 18 y el 26% de los accidentes en nuestro territorio.
Durante el período 2019-2023, los usuarios de movilidad blanda están implicados en una media del 18% de los accidentes departamentales. A nivel regional, este porcentaje se eleva incluso al 26% entre 2017 y 2023.
Mientras que los accidentes de bicicleta muestran una disminución notable de 12 en 2022 a solo 5 en 2023. Por el contrario, los dispositivos de viaje personales motorizados (EDPm), como los scooters eléctricos, ven sus accidentes cuadruplicarse de 1 en 2022 a 4 en 2023.
Este año, aunque no se han registrado accidentes mortales con scooters, ya se han producido dos accidentes mortales de bicicletas y tres accidentes mortales con peatones.
Todo esto hace que la movilidad blanda sea un importante problema de seguridad vial. Las autoridades se enfrentan ahora a un desafío crucial: proteger a estos usuarios vulnerables y repensar la planificación urbana para garantizar su seguridad.
La proliferación de modos de viaje alternativos requiere una reflexión global sobre el uso compartido del espacio público y la convivencia de diferentes usuarios.
LP
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