Si la mayoría de las estafas tienen como objetivo los datos bancarios de los franceses, ha salido a la luz una nueva estafa.
Hay tantas estafas como ideas. Y a los matones no les faltan ideas. Tarjetas o asesores bancarios, tarjeta vital, envío de paquetes, suspensión de suscripciones, WhatsApp… Los temas a través de los cuales los estafadores intentan robar dinero a sus víctimas son numerosos.
El problema: a pesar de las alertas y los mensajes de prevención permanentes, demasiados franceses siguen siendo engañados y perdiendo dinero. Otra dificultad: la capacidad de adaptación y la “creatividad” de los estafadores parecen ilimitadas. Y estos últimos no dudan en lanzarse donde menos se les espera… o ya no. Este es particularmente el caso de la última estafa descubierta por la aduana.
En la gran mayoría de los casos, las estafas ahora se realizan digitalmente, a través de SMS o correos electrónicos fraudulentos que enlazan a sitios web falsos. Pero los métodos de antaño siguen funcionando, incluso si apuntan a un servicio que lleva años en declive: La Poste.
Año tras año, cada vez menos franceses utilizan la empresa de reparto de correo. En 2022 se distribuyeron 7 mil millones de objetos (cartas y paquetes combinados), frente a 9 mil millones tres años antes. Una caída drástica de la actividad pero que sigue atrayendo a los estafadores. Porque para utilizar un servicio de La Poste, el viejo sello es inmejorable. Sin su presencia en el sobre o caja es imposible ver el envío llegar a su destino.
Una pieza valiosa que atrajo a los matones. Estos últimos no dudan en producir sellos falsos. Desde principios de año, las aduanas han incautado 100.000 ejemplares en toda Francia. A juzgar por las fotos de los paquetes, es difícil notar la diferencia con uno real comprado en una tienda.
El problema es que cualquiera que compre estos sellos falsos, incluso sin saberlo, se expone a fuertes sanciones. Se aplica una multa correspondiente al valor real de los sellos adquiridos e incluso se puede imponer una pena de prisión. Esto es lo que recibió un directivo de una empresa en 2020 tras comprar sellos falsos en un sitio web.
Para no dejarse engañar, sólo debe comprar en el sitio web de La Poste, única organización autorizada para vender sellos en Francia. O moverse por una oficina sigue siendo la forma más segura.
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