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Gironda: víctima de dos paros cardíacos a los 12 y 24 años, es salvada por el mismo bombero

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Juliette tiene un ángel de la guarda y se llama Martial. A los 26 años, esta joven girondeana sufrió dos paros cardíacos con 12 años de diferencia. Dos veces, fue salvada por el mismo bombero: Marcial Mallotél mismo un girondino.

Todo empezó en 2012. A los 14 años, Juliette estaba haciendo un curso en el colegio Saint-André de Burdeos cuando su corazón dejó de latir. Atendida por la enfermera de la escuela, luego fue confiada a los bomberos.
Martial, que formaba parte de ello, la devolvió a la vida utilizando un desfibrilador. “Por último, esta mañana de 2012 es un buen recuerdo, dijo el bombero a France 3 Nouvelle-Aquitaine. El resultado es precioso y Juliette no ha sufrido ninguna secuela. Hoy ha finalizado con éxito sus estudios y lleva una vida completamente normal.”

Una reunión tumultuosa

Gracias a la intervención de los bomberos, Juliette pudo volver a hacer vida normal. Estudió fisioterapia, inspirada en particular por su rescate en 2012, y luego abrió su consulta en Ambarès-et-Lagrave, la ciudad donde reside el propio Martial. “Me gusta conocer gente, escucharla, apoyarla y ayudarla. Lo que me gusta es entender cómo funciona el cuerpo humano”. explica la joven.

En el verano de 2024, El bombero citó cita con el nuevo fisioterapeuta de Ambarès. Para su gran sorpresa, reconoció a Juliette, la pequeña que había salvado doce años antes. Por supuesto, este último estaba encantado de volver a verlo. “Pasó a algunos pacientes en la lista de espera, pero tenía el derecho, Juliette confía a nuestros colegas. Fue merecido”.

“Quiso la suerte que tengo una parada en presencia de Martial”

Pero el reencuentro no salió según lo planeado.
En medio de una sesión con Martial, Juliette sufrió otro paro cardíaco. Ni uno ni dos, su ángel de la guarda la resucita, otra vez con un desfibrilador.
Durante doce años no tuve nada. Y allí, como por casualidad, hago una parada en presencia de Martial. Es increíble”,
exclama el joven fisioterapeuta.

Consciente de su suerte, la joven no se deja deprimir por su enfermedad cardíaca. “A menudo me dicen que soy distante cuando hablo de mis paros cardíacos. Es cierto que lloré muy poco por ello. Creo que en el fondo tengo una vida bastante normal, con algunas secuelas, por supuesto, pero todavía puedo hacer lo que quiera.” ella asegura.

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