Se trata de un terrible caso de infanticidio que ocupó el Tribunal de lo Penal de Deux-Sèvres del martes al jueves. La acusada, una mujer de 47 años y madre de dos hijos mayores, fue condenada a diez años de prisión tras la muerte, el 25 de noviembre de 2020, de su recién nacido, informa Ouest-France. El fiscal general había solicitado una pena de quince años de prisión penal. La acusada dio a luz en su casa en su baño y no acudió en auxilio del bebé que se ahogó a tiempo, aunque se defendió en el bar de haber querido que su hijo muriera.
En gran angustia social
La mujer de cuarenta años, que padecía una gran angustia social y era dependiente del alcohol, se habría enfrentado a un embarazo no deseado. Después de dar a luz, ella no llamó a los bomberos sino a su padre y pidió a uno de sus hijos presentes que no fuera al baño, señala la parte civil.
La defensa argumenta en su alegato que la acusada pensó que iba a volver a abortar, como en 2019. Desempleada y con una pareja al fondo, se encontró muy sola ante este embarazo.
La mujer de cuarenta años, cuyo historial está limpio, tiene diez días para apelar su condena de diez años de prisión.
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