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Moho, temperaturas bajo cero… La pesadilla de los habitantes de una residencia en Gap

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Temperaturas gélidas, problemas de humedad e incluso ocupantes ilegales… Las molestias se acumulan para los inquilinos de la residencia situada en el número 27 de la rue du Mazel, en Gap. La oficina de vivienda pública de Altos Alpes no les da una respuesta satisfactoria.

En casa de Sandrine, residente en el número 27 de la rue du Mazel, en Gap (Altos Alpes), restos de moho ennegrecen aquí y allá el techo. “Tenía agua que empezó a gotear durante las lluvias”, dice, señalando los daños. Y agregó: “Vemos en las esquinas que es alveolar”. Esta señora de unos cincuenta años, que llegó aquí en 2017, es la inquilina de mayor edad de la residencia Gapence.

Lleva más de un año dando la alarma: los cables eléctricos expuestos, apenas envueltos en papel de periódico, le hacen temer un incendio en cualquier momento y, sobre todo, la humedad mantiene el frío permanente en el estrecho apartamento.

“Cuando veo toda esta agua goteando por el techo, me pregunto si no hay peligro de que algún día me caiga en la comisura de la nariz porque está empapada”, se preocupa.

Temores por su seguridad

Sandrine no es la única que sufre problemas en la residencia: cinco de cada seis inquilinos se quejan de molestias. En el primer piso, el frío obliga a David Beaume a quedarse en casa con el abrigo puesto. El termostato indica constantemente 15 grados, e incluso 13°C en pleno invierno.

“Estoy enojado porque no es lo que me prometieron”, pierde los estribos. “La calefacción de la tostadora no calienta bien y rara vez la enciendo porque las facturas se están disparando. Las ventanas también están mal aisladas, puedo escuchar el bar de abajo todo el tiempo”. David quiere irse, pero todavía está esperando que le asignen un nuevo apartamento. Una de las habitaciones también está llena de cajas, prueba de que no se siente cómodo en casa.

Eso no es todo. La puerta de entrada de la residencia nunca está cerrada y las personas sin hogar aprovechan para dormir en el hueco de la escalera, generando muchos inconvenientes: zapatos y sábanas abandonadas, olor a orines, latas de cerveza e incluso heces en el jardín… La situación es de modo que los residentes temen por su seguridad.

Ante esta situación, David incrementó el número de alertas al ayuntamiento, a la prefectura, a ADIL e incluso a la ARS. Al no obtener respuesta de la Oficina de Vivienda Pública de Altos Alpes (OPH05), que gestiona la residencia, acabó llevando al arrendador social a los tribunales.

“Los olvidados del día 27”

Contactado por BFM DICI, el director general de OPH05, Christophe Aloisio, asegura que se hará cargo del asunto.

“Queremos cambiar los convectores eléctricos por gas, lo que reducirá los costes, pero actualmente no hay ninguna empresa que responda a las licitaciones”, afirma Christophe Aloisio.

Actualmente, el apartamento de David está clasificado G en el DPE (Diagnóstico de Rendimiento Energético), lo que lo sitúa en la categoría de tamiz térmico. Por tanto, el traslado estará prohibido a partir del 1 de enero de 2025. Mientras tanto, David incluso piensa en crear una asociación para prolongar la lucha con un nombre ambiguo: “los olvidados del 27”.

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