El año pasado, la marca Airplum, que produce zapatillas made in Dordogne, estuvo presente en el Salon du made in France de París. “un poco por casualidad”. “Nos ofrecieron una plaza en el pabellón de la Región de Nueva Aquitania. Aceptamos sin saber muy bien qué esperar. afirma Frédéric Guiral de Haas, director de esta empresa que vende 500.000 pares al año. Llevó consigo a dos miembros de su equipo y los tres se instalaron, con pantuflas en los pies, en la Paris Expo Porte de Versailles.
“La experiencia fue tan rica y estimulante que en 2024 nos apresuramos en cuanto se abrió la inscripción para conseguir una plaza. » El encuentro con sus pares generó una emulación positiva cuyos efectos continúan hoy, ya que el 26 de octubre nació la primera edición del Día de la Zapatilla. Para su regreso este año, del 8 al 11 de noviembre, el Salón Made in France reunirá a 1.000 expositores de los sectores de la moda, la gastronomía, la belleza y el turismo…
“Comprar local implica una dimensión ética crucial” (Pauline Folcher, investigadora de marketing)
Te ganas tu lugar para esta gran masa de made in France cuando puedes justificar que tus productos han sido fabricados en una parte importante (y no al 100%) en el país. Además de la visibilidad mediática que ofrece, este evento constituye una oportunidad única de encuentro. Primero con los clientes: “Aprendemos sus expectativas, pero también cómo debemos hablarles sobre nuestros productos”. – confiesa Frédéric Guiral de Haas. Pero también con los distribuidores que también acuden al salón.
Para esta 12ª edición se invitó a compradores profesionales de Taiwán, Corea, Japón, Estados Unidos y Canadá. A los cinco ya existentes también se ha añadido un nuevo gran premio, el de exportación -al que lleva el nombre Airplum-. “Lo internacional es un tema importante”, insiste Fabienne Delahaye, fundadora del salón. Una estrategia tanto más necesaria cuanto que, en los últimos años, el aumento del coste de las materias primas y del precio de la energía ha debilitado a los productores franceses. Entonces, para seguir siendo competitivas, algunas empresas dependen del volumen o reducen costos y márgenes.
Deslocalización: empresas bretonas invitadas a aprovechar el índice de compras local
Pero aunque se hizo visible gracias a ciertas acciones de comunicación política, como la del ex ministro Arnaud Montebourg en 2011-2012, la industria made in France sufre de manera duradera la competencia extranjera con costos de fabricación más bajos. Según un informe del INSEE publicado en octubre de 2023, la proporción de productos tricolores en la industria manufacturera cayó del 82% en 1965 al 38% actual. En el sector textil, representa apenas el 3% de la ropa puesta en el mercado.
Sin embargo, Fabienne Delahaye quiere ser optimista: “Cada vez más franceses comprendieron que la desindustrialización era perjudicial para el país. Saben que comprar hecho en Francia es la mejor manera de preservar los empleos, los conocimientos técnicos, el medio ambiente, pero también de crear riqueza en todos los territorios, de preservar nuestro sistema social y de jubilación y de colmar nuestro abismal déficit comercial. » El fundador del salón cita como testimonio la asistencia del propio salón, que ascendió a 15.000 inscritos (y 78 empresas) en su creación en 2012. Doce años después, se esperan 100.000 visitantes (y 1.000 expositores) para esta edición.
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